Cuando Davide Ancelotti afirmó que su «objetivo es ser primer entrenador» en el Real Madrid lo decía muy en serio. El hijo menor de Carlo Ancelotti da pasos, año tras año, hacia su profesionalización. A la sombra de su padre, como su ayudante, ha aprendido y ganado protagonismo poco a poco, ganándose también al vestuario y dándose a valer. Esta nueva temporada presenta otro reto mayúsculo para él.
PSG, Bayern, Nápoles y Everton, en todos estuvo junto a su padre, formándose y ayudándole en diferentes roles hasta el actual, más de diez años en el cuerpo técnico de Carlo Ancelotti que le han dado mucho empaque, experiencia y conocimiento hasta llegar a ser el segundo entrenador del Real Madrid, un rol que ya asumió en su día Zinedine Zidane.
Con la pretemporada en marcha en el Real Madrid se ha podido ver otra versión de Davide. Durante uno de los entrenamientos del equipo blanco, se pudo ver esa faceta seria y profesional del segundo entrenador del equipo blanco, molesto con los operarios de campo a los que señala: «Me explican cómo podemos entrenar, ¿cómo?». Una queja que resonó en todo el centro de entrenamiento y que demostró su carácter.
Davide ha ido ganando relevancia en el Real Madrid con el paso de los años. Comenzó desde atrás hasta alcanzar en la actualidad el rango de segundo entrenador. Con trabajo y perseverancia, además de talento en la estrategia el segundo hijo de Carlo Ancelotti ha sabido dejar atrás su parentesco para hacerse un hueco de valor logrando lo que no pudo como jugador, como entrenador, una profesión con la que soñaba, pero para la que, según él mismo admite, no tenía talento.
El Real Madrid se ha destacado recientemente por su gran potencial en jugadas a balón parado ofensivas y por una clara mejora en las defensivas. Esto se debe, en parte, a la presencia de rematadores como Rudiger, Tchouameni, Militao y Joselu, pero también a la estrategia implementada por Davide Ancelotti. Su habilidad en este aspecto ha fortalecido su posición en el club, ganando la confianza de los dirigentes, algo que estuvo en duda en sus inicios debido a su juventud e inexperiencia.
Davide es un entrenador muy detallista, que se fija en lo más mínimo para intentar ayudar a los jugadores, en cada entrenamiento, en. cada partido. «Hay que saber hacer cuatro cosas para entrenar: buscar, asesorar, controlar y organizar», reconocía en una entrevista reciente, donde explicaba que él intenta «hacer un poco de todo eso, a mi padre le gustan los cambios y a mí me encanta hacer comentarios a los jugadores sobre detalles concretos; siempre miro los dos últimos partidos de nuestro próximo rival».
El hijo menor de Ancelotti afronta otra temporada más en el Real Madrid, como segundo de su padre, en un año donde hubo rumores y ofertas por él, equipos que le querían como primer entrenador, en un salto que será cuestión de tiempo que ejecute Davide, que mantiene como sueño ser el primer entrenador blanco en un futuro, aunque quizá para eso quedan muchos otros episodios por el camino.