El Real Madrid tiene un centro del campo envidiable. Calidad, cantidad y juventud mezclada con la experiencia de dos leyendas como son Modric y Kroos, encargados de aportar toda su sabiduría a las generaciones venideras que tendrán que hacer su papel en el futuro. Camavinga, Tchouameni, Valverde, Ceballos… la medular blanca tiene nombres y apellidos y está más que asegurada con tanto joven talento pero, entre todos estos nombres, sobresale uno por encima del resto por todo lo que aporta cuando participa del juego: Eduardo Camavinga.
El joven francés llegó al Real Madrid como apuesta clara de futuro, con tanto solo 18 años y a cambio de 35 millones de euros procedente del Stade de Rennes. Desde el principio, el galo demostró estar sobrado de carisma y tener argumentos futbolísticos suficientes para ir creciendo dentro del equipo y así lo hizo. Debutó con gol y eso solo lo hacen los elegidos.
Durante todo este tiempo ha tenido colgada la etiqueta de revulsivo pero eso parece estar cambiando. Por primera vez desde que llegó parece claro que Modric ha dado un paso al costado, se está dosificando más que nunca, una decisión consensuada con Carlo Ancelotti y todo el cuerpo técnico que ya está preparando el relevo definitivo del croata que, tarde o temprano, se tendrá que producir.
Camavinga es el elegido para ocupar ese enorme vacío y ya comienza a lucir galones. Cuando juega se nota y ese es el mayor halago que le pueden otorgar a un futbolista. Su presencia nunca pasa inadvertida, aporta energía al juego del equipo, equilibrio, sacrificio defensivo y profundidad de campo gracias a su capacidad para romper líneas en conducción.
El futbolista total
Frente a Las Palmas, quedó patente la importancia en el equipo del galo. Fue omnipotente, recuperó balones, cortó varios ataques canarios y contagió a sus compañeros. Sin embargo, fue en ataque donde tuvo un papel decisivo y clave. En la jugada del gol del empate, Camavinga condujo en horizontal en la zona de tres cuartos del ataque blanco y sirvió una asistencia perfecta al desmarque de Vinicius que, a la postre, acabó siendo el empate a uno tras la gran definición con la zurda del brasileño.
Una acción en la que el francés demostró tener una gran visión de juego, rapidez en la decisión y un toque muy sutil con su pierna izquierda ya que el pase picado superó a dos defensas amarillos y dejó al delantero brasileño en una posición inmejorable para batir a Álvaro Valles, uno de los porteros más destacados de La Liga esta temporada y culpable en buena medida de la gran campaña que está completando el equipo de García Pimienta.
Además, a todo esto hay que añadir la polivalencia del futbolista que también puede desenvolverse con total garantía en el lateral izquierdo. Lo que comenzó siendo una probatura de emergencia en la selección francesa, ha culminado con el descubrimiento de un magnífico defensa, expeditivo en la marca y con una gran salida de balón. Camavinga marca la diferencia, es lo más cercano al jugador total, válido para moverse por cualquier parte del campo y conseguir siempre una acción positiva y ventajosa para su equipo.