La cuestión es compleja porque la dimensión de quien la protagoniza es inmensa. Al Atlético le llega la semana más importante de la temporada y Antoine Griezmann, baluarte rojiblanco durante años, está en crisis. Sus últimos diez días así lo certifican. Contra el Athletic se le vio algo superado por el ritmo de partido, ante el Real Madrid acabó señalado y con el Getafe fue intrascendente.
Del Coliseum se marchó con la debacle colectiva y la irrelevancia individual en su mochila. Tuvo 15 pérdidas en 41 acciones con balón, un único remate, y dos ceros. Uno en regates completados y otro en duelos ganados. Reprodujo ante el Getafe su superficial partido firmado en el Bernabéu, de donde se marchó con pobres registros ofensivos.
Más de la mitad de sus pases (36 de 69) fueron hacia atrás, sólo cuatro fueron en largo, ninguno al hueco y únicamente tres llegaron al área rival. No tuvo la incidencia que acostumbra y tampoco logró dar sentido al juego ni mejorar la jugada cada vez que pasaba por sus pies. Una dinámica extendida en los últimos ocho partidos, en los que únicamente ha marcado un gol y repartido una asistencia.
La cabeza le va más rápido que las piernas a Griezmann. Atraviesa una fase de su carrera en la que el DNI, que ya señala los 34 años a la vuelta de la esquina, juega en su contra. Simeone es consciente de ello y, empujado por el cargado calendario, oxigena al francés. De los últimos 13 partidos únicamente ha completado dos.
Simeone confía en Griezmann
«Es un futbolista que nos da un salto de calidad. Como todos los jugadores, a veces tiene partidos en los que no rinde como quisiéramos, pero mi labor es gestionar su juego de la mejor manera. Confío absolutamente en el», dijo el Cholo antes de la visita de su equipo a Mestalla. El final del francés como futbolista rojiblanco está cada día más cerca, pero todavía cuenta con la plena confianza del cuerpo técnico.
El Atlético necesita recuperar la lectura de partido y la jerarquía con balón de Griezmann. Habitúa a mejorar a sus compañeros y encontrar espacios. Pierde gol cuando se descuelga del área, pero su incidencia en el juego asociativo es clave para el equipo de un Simeone que no pierde un ápice de confianza en él. «Va a hacer un gran partido. Estoy convencidísimo», aseguró.
Los rojiblancos van en búsqueda de los desconocido. Al Atlético en general y Simeone en particular les quedan pocas primeras veces desde que unieron caminos. La más anhelada es que el club rojiblanco levante la Champions por primera vez, aunque para ello deberá alcanzar territorio inhóspito.
El de eliminar al Real Madrid en competición europea por primera vez, con remontada incluida. Sólo el cumplimiento de la última condición alimentaría la vida del objetivo general. Para conseguirlo todos esperan de vuelta a Griezmann. En la retina todavía perdura su gol del curso pasado que certificó la defunción copera del Real Madrid en el Metropolitano. La afición, sus compañeros y el Atlético lo necesitan para rubricar otro deceso, esta vez continental.
