“Muchos jugadores que no juegan deben tener fe. Nadie pensaba que podía llegar el momento de Mariano, llegó y lo ha disfrutado y jugado muy bien, mostrando profesionalidad. Eso es lo que tiene que hacer Hazard y los otros que no están jugando en este momento». Esto dijo Carlo Ancelotti en la previa del encuentro que tenía que medir a Real Madrid y Shakhtar Donetsk en el Santiago Bernabéu. En ese momento todavía existía la duda de si el italiano iba a suplir la ausencia de Rodrygo, lesionado muscularmente, con el belga o Marco Asensio. Una hora antes de que el balón echarse a rodar se confirmaba que el elegido no era ni uno ni el otro, sino Lucas Vázquez.
Tras el encuentro Ancelotti explicó que prefería un extremo como el gallego antes que un jugador que se moviese por dentro como es el caso de Hazard. La idea del italiano estaba clara, aunque lo que más llamó la atención es que ni el belga ni Asensio llegaron a entrar a lo largo del partido. Sí calentaron, pero Carletto prefirió dejarlos en el banquillo, dejando claro que el técnico tiene poca confianza en el balear, mientras que lo de Eden es una cuestión de fe.
Ancelotti no tiene fe en un Hazard que no es capaz de demostrar el potencial que le llevó a ser uno de los mejores jugadores del mundo y que animó al Real Madrid a pagar 100 millones de euros al Chelsea para ficharle. Eden no está y aunque Carletto le espera, es consciente de que actualmente el belga no es un futbolista que pueda competir con ninguno de los atacantes blancos. Es obvio que está por detrás de Benzema, Vinicius y Rodrygo, mientras que en estos momentos Lucas Vázquez, cuando actúa de delantero, y Asensio también tienen más opciones de jugar que un futbolista que no es capaz de reencontrarse con el que fue en un pasado.
La situación de Hazard en el Real Madrid lleva tiempo siendo complicada. Ancelotti estaría feliz si Eden volviese por sus fueros, pero la realidad es que en estos momentos la fe en el belga escasea. Con contrato hasta 2024, en actualmente el club piensa más en cómo poner punto final a una relación que ha estado lejos de ser la esperada. Con el belga la fe hace tiempo que escasea.
