El Real Madrid enmendó su derrota del martes ante el Khimki asaltando el pabellón del Zenit de San Petersburgo en un encuentro no apto para cardiacos. El equipo de Pablo Laso dominó la primera mitad con solvencia, se hundió en la segunda y consiguió vencer en los minutos finales con una tremenda actuación de Tavares –16 puntos y 9 rebotes– para imponerse por 71-75.
Los blancos salieron mucho más serios y concentrados que contra el Khimki dejando claro que en este partido frente al Zenit había muchísimo en juego. Los pupilos de Laso se distanciaron en el primer periodo sorprendiendo con una táctica en la que obviaban el tiro de tres puntos y se lanzaban a intentar anotar en la pintura como demuestran los 11 lanzamientos que hicieron en todo el choque.
El conjunto madridista, con ese toque serio y riguroso, llegó hasta a distanciarse por 13 puntos en la mitad del segundo periodo. El Zenit empezó a despertar conforme Pangos carburaba en el choque. El ex del Barça fue el mejor de los rusos en una imagen poco usual para los blancos, quienes tuvieron que jugar frente a un pabellón lleno con 3.200 espectadores.
El Madrid, pese a que sufrió en el segundo periodo para encontrar la fluidez anotadora, se marchó al descanso ganando por nueve. Esa renta de difuminó en un visto y no visto en el tercer periodo con los rusos mostrando dos marchas más que los españoles. Eran locomotoras contra tractores y el parcial de 29-14 ponía las cosas muy negras para los visitantes.
Laso hizo ajustes y sacó para el último periodo a su quinteto más ofensivo. Con Deck llevando el peso en ataque y Tavares fresco para los minutos finales, el Madrid pudo dar la vuelta al resultado tirando de experiencia y tesón. El Khimki tenía más gasolina, pero se estrellaba contra unos blancos que tiraron de la carta del oficio para resolver un partido que les permite mirar hacia arriba en la Euroliga. Una derrota les hubiese puesto en peligro estar entre los ocho mejores de la máxima competición continental.