El Real Madrid ha demostrado en repetidas ocasiones ser un equipo con la experiencia y resiliencia suficientes para competir con situaciones contrarias y ante Alba Berlín, en el duelo que abría una nueva semana intensa para los merengues, lo volvieron a demostrar. Sin su patrón Pablo Laso ni el base Thomas Heurtel, ambos de baja por un positivo covid anunciado horas antes del encuentro, los interiores blancos lideraron un cómodo triunfo (87-64) en el que además del sobresaliente de Tavares en la zona destacó la figura de Anthony Randolph, de vuelta en Euroliga y con unos números muy positivos que hacen presagiar una completa recuperación en el norteamericano.
Junto a Tavares y Randolph completó el trío interior que dominó el partido Vincent Poirier, especialmente acertado en el plano reboteador con nueve capturas, y como cuarto espada, tan importante como el resto, contó con la aparición de Rudy Fernández, uno de los más talentosos e inteligentes soldados de la Euroliga.
Todos ellos figuraron en el cuadro de honor de un partido dominado casi de principio a fin por un Real Madrid que desde el 11-11 no volvió a ceder el mando en el luminoso. La ventaja se fue sucediendo, aumentando paulatinamente hasta pegar un importante salto antes del descanso, al que se llegó con un +17 respaldado por los escasos 26 puntos de los alemanes del Alba, cortocircuitados por el muro que suponen Tavares y Poirier y que se prolonga, gracias a la rotación de pívots merengue, a lo largo de todo el tiempo de disputa.
Con el casi imposible de la remontada imperando en el partido, Alba se dedicó a buscar milagros como conato de remontada y con respuesta inmediata del combinado merengue. Randolph, desacertado en los primeros minutos, se inspiró como sólo los mejores pueden hacerlo en un tercer cuarto en el que lanzó su anotación por encima de la decena y dio un golpe encima de la mesa como confirmación de que está listo para aportar también en un número importante de minutos.
Tavares cedió el testigo a Poirier, menos acertado que el gigante de Cabo Verde cara al aro pero igual de contundente en ambos aros para dotar de oportunidades al equipo. Este cóctel, aderezado por la aparición de los niños Vukcevic, Núñez y Ndiaye, hizo las delicias del público madridista presente en el Palacio, que pudo disfrutar del regreso a la victoria de los suyos en Europa tras el tropiezo del Clásico.