El Real Madrid visitaba al Gran Canaria en el partido correspondiente con la vigésima jornada de la Liga Endesa. Chus Mateo contaba con varias bajas y el equipo viajaba a las islas con el cansancio acumulado tras el exigente partido de Euroliga frente a Olympiakos del pasado jueves.
No empezó nada bien el equipo blanco su encuentro en el Gran Canaria Arena donde los locales iniciaron el partido con mucha más intensidad, ritmo y acierto que los de Chus Mateo. El técnico volvió a confiar en Carlos Alocén como base titular pero el español volvió a mostrar un nivel preocupante y no fue capaz de hacer carburar el ataque blanco que apenas consiguió cuatro puntos en los primeros cinco minutos del choque. Mientras, Nico Brussino y Albicy, muchos más acertados en el lanzamiento, hacían crecer la diferencia en el marcador hasta el punto de que Chus Mateo tuvo que parar el encuentro cuando apenas se había superado el ecuador del primer cuarto.
El entrenador blanco cambió por completo el quinteto para dar un nuevo aire al equipo. Probó la figura del doble base con Campazzo y el Chacho Rodríguez y dio entrada también a Abalde, Rudy y Ndiaye. Pero esta revolución tampoco fue la fórmula para mejorar los porcentajes de tiro y el partido se fue al segundo cuarto con un preocupante 25-9 favorable a los insulares.
El segundo acto no trajo consigo una reacción madridista, sino más bien todo lo contrario. El porcentaje de acierto mejoró algo para los de Chus Mateo pero la diferencia continuaba aumentando gracias a Albicy y Slaughter, que ponían los puntos desde más allá de la línea de 6,75 metros, y Happ que se hizo dueño de la pintura ante un Poirier que no encontraba la forma de frenarlo. Con 41-21 Chus Mateo tuvo que volver a parar el partido para ordenar el juego de los suyos y encontrar soluciones tanto en ataque como en defensa. Las bajas de Yabousele y Hezonja, unidas a las de Tavares y Llull, hicieron que la rotación fuera más corta que en otras ocasiones.
La capacidad de anotación coral de Gran Canaria desarboló por completo al Real Madrid que veía como cada intento de reacción quedaba anulado a base de triples de los canarios. El tremendo acierto en el tiro exterior de los de Jaka Lakovic provocó que se fueran al descanso con 57 puntos mientras que el Real Madrid solo acumulaba errores en el lanzamiento y pérdidas (siete en la primera parte). 21 puntos de ventaja para los locales en el intermedio.
Sin capacidad de reacción
Evidentemente, con una desventaja semejante, el Real Madrid debía encomendarse a un inicio de tercer cuarto abrumador que les permitiese sumar un buen parcial para que las dudas llegasen al bando canario. No fue así y el partido entró en un limbo carente de emoción en el cual la diferencia bailaba entre los 20 y los 25 puntos favorables al Gran Canaria que seguía manteniendo un acierto que desarboló a un Real Madrid completamente inoperante.
A partir de ese momento, el objetivo blanco era intentar frenar en la medida de lo posible la sangría de puntos que los de Lakovic le estaban endosando. La victoria ya no era posible pero mejorar la imagen y las sensaciones sí. Pero tampoco fue posible. Gran Canaria no bajó el ritmo consciente de que podían conseguir un resultado histórico ante el Real Madrid y así llegó la mágica cifra de 100 puntos en el tanteador local. La diferencia final (100-77) fue la que se vio sobre el parqué con Happ y Slaughter que firmaron un papel sobresaliente. Para los blancos, partido para olvidar lo antes posible.