El Real Madrid se encuentra sumido en un pozo en términos ofensivos del que no atisba el fondo. Después de un año sin exhuberancia de cara al aro rival, pero con un nivel máximo de competitividad, en el comienzo de 2022 el tapón en el aro contrario resulta desmesurado y las derrotas ante el Barcelona, en la final de Copa, y frente a Zalgiris en Euroliga se explican desde esta crisis que pide a gritos una solución.
La realidad actual del Real Madrid es la de un equipo que se ha perdido en la búsqueda de su nueva identidad. El conjunto blanco, siempre en la última década destacado por un juego vistoso con un exterior a los mandos de la orquesta, en consideración de estrella, tornó completamente en esta temporada en un conjunto guiado por las torres, con Tavares como referencia y sin la adolecida figura de un generador exterior top que comandara las operaciones.
Esta fórmula, que tan bien funcionó en los primeros meses de campaña, con los blancos eventualmente como líderes de Liga Endesa y Euroliga, además de supercampeones, ha acabado enterrando la moral de un equipo que en 2022 ha mutado en habitual derrotado, sin capacidad ofensiva y con los peores números en este aspecto en la etapa Laso.
Los 47 puntos en los que se quedaron los blancos en Kaunas ante Zalgiris se completan con los 59 de la final de Copa del Rey o los 51 de otra derrota en Euroliga, previa a la lituana. Los blancos, por completar el poker, se quedaron en 68 en el Clásico restante de 2022, demostrando que la excepción en estos momentos es mostrar una buena cara de cara al aro contrario.
Frente a Zalgiris, sólo Sergio Llull, y con porcentajes de nuevo muy bajos, pudo superar los cinco puntos anotados en la batería exterior. Williams-Goss, que regresaba del ostracismo de la Copa, se quedó en blanco, mientras Abalde solo pudo meter 3 puntos, los mismos que Deck. Por dentro, Tavares y Poirier sí alcanzaron la decena en su cuenta particular, algo a la postre insuficiente y que además de negativo, convierte al Madrid en un equipo demasiado previsible.
La ‘solución’, en verano
La crisis ofensiva del Real Madrid es real y urge una solución rápida. En el plan de la dirección deportiva está marcado en rojo, como contamos en OKDIARIO, firmar una estrella exterior de primer nivel. Ha sonado Larkin, que resultaría ideal al igual que el regreso del anhelado Campazzo, pero de una u otra manera, ninguno llegaría antes de la próxima temporada, por lo que Laso tendrá que tirar de lo que tiene para sacar al Madrid del pozo y volver a la fórmula que tan competitivos les hizo a principio de temporada.