La Copa del Rey no es un título cualquiera. Se trata de un entorchado que marca la trayectoria de un equipo a lo largo de la temporada y Real Madrid y Barcelona saben que su duelo de este domingo es algo más que uno de los siete clásicos que disputan de media en las últimas temporadas. Los blancos ganaron el primer envite de la temporada en la Supercopa, pero muchas cosas han cambiado desde entonces.
Los locales han perdido por el camino a Facundo Campazzo –con destino a la NBA– y Anthony Randolph –lesionado de gravedad–. En aquel partido, donde ganó el Madrid por 72-67, el argentino fue el máximo anotador con 21 puntos y el Barça se dio de bruces con una realidad que los blancos han mantenido durante toda la temporada: son los mejores compitiendo independientemente de la calidad individual.
No es el único incidente que se ha registrado entre los dos grandes clubes de nuestro baloncesto con el caso Heurtel todavía presente en el ambiente. El base francés estuvo a un paso de firmar por el Real Madrid gratis, pero la directiva culé se dio cuenta de su movimiento y decidió dejarle tirado en Turquía y apartarle del equipo.
La historia de estos dos colosos en la Copa del Rey nos ha dado dos finales muy igualadas en 2018 y 2019, resueltas con sendas polémicas arbitrales ambas. En la primera de ellas, los blancos hicieron una tremenda remontada que no llegó a culminarse en el último segundo con Víctor Claver cometiendo una falta no sancionada por los árbitros sobre Jeffery Taylor. Curiosamente los dos protagonistas siguen en sus respectivos equipos, pero no jugarán por lesión.
Aquello fue la semilla de la siguiente edición en la que se vivió una de las polémicas más famosas de todos los tiempos en el baloncesto español. El Madrid remontó en los últimos segundos el partido y al Barça se le concedió una canasta que resolvió el duelo por un presunto tapón ilegal de Anthony Randolph que no fue. El equipo blanco estalló ante aquel comportamiento arbitral con el director de la sección madridista Juan Carlos Sánchez diciendo «basta ya» a los errores arbitrales favorables a los culés. La cosa, sin embargo, parece no haber mejorado en exceso en esta edición con Unicaja también totalmente desencantados con la labor de los colegiados en la última jugada de los cuartos de final.
Las claves de la final
El partido tendrá varios frente de máximo interés con incógnitas aún por resolver. ¿Será el Barça un equipo defensivo fiable? ¿Volverá Llull a jugar como en la semifinal? ¿Podrá Mirotic con la presión en las finales? ¿Seguirá Deck opositando a la NBA? Todas estas dudas deberían quedar resueltas en un partido que no contará con público, pero donde ya estarán los gritos de Laso y Jasikevicius amenizando la velada.
El Barça se ha encontrado en esta Copa con la mejor versión de Higgins. El escolta norteamericano resolvió el partido en la prórroga contra Unicaja y contra Baskonia asumió los tiros decisivos hasta el punto de que está promediando 18.5 puntos por partido y un 70% de acierto en el tiro superando incluso las estadísticas anotadoras de Mirotic.
En el bando blanco, Gabi Deck ha llegado a esta Copa en su mejor momento tras un año raro en cuanto a rendimiento. El alero argentino presenta una media de 20 tantos por choque y todavía no ha habido nadie capaz de detener su producción al poste. Los blancos han contado con aportaciones sorprendentes en ataque como Causeur o Thompkins, quienes han cogido galones en este torneo.
Las espadas están en todo lo alto en una contienda por la hegemonía del baloncesto español. Laso aspira a seguir ampliando un palmarés de 20 títulos como técnico blanco, mientras que Jasikevicius quiere inaugurar su cuenta vestido de traje y corbata. Como jugador, el legendario base fue cuatro veces campeón de la Euroliga y una vez de ellas como culé. Pedigree no le falta a esta grandísima final.