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El Rutómetro

Valverde, punto final

Italia es el lugar elegido para poner punto final a una longeva y extensa carrera profesional. Movistar ha movilizado, nunca mejor dicho, a todos sus mejores hombres para acompañar y secundar a  Alejandro Valverde en las cuatro carreras que pondrán el colofón de la temporada y de la carrera profesional del murciano.

En esta ocasión, Enric Mas sí que ha decidido concluir la temporada según los cánones tradicionales, acudiendo a la cita de las clásicas italianas. Carreras por las que el mallorquín, en más de una ocasión, ha manifestado sentir predilección.

Con los deberes hechos como equipo e individualmente, su participación también representa contribución y agradecimiento. Después de su recuperación y positiva Vuelta España,  parece evidente que Enric Mas acude a los clásicas italianas para colaborar con Valverde, tal y como se pudo ver en la Copa Agostini el pasado 29 de septiembre,  y ayudar al murciano a despedirse por todo lo alto.

El gran objetivo es el Giro de Lombardía, la clásica de las hojas muertas, que disputa con la Lieja-Bastogne- Lieja la consideración de ser la decana de las carreras de un día. Como teloneros del último Monumento del año, además de la citada Agostini, el Giro dell´Emilia y la Tre Valle Varesine serán las últimas ocasiones donde Valverde luchará para volver a levantar los brazos cruzando la meta. Es fácil imaginar el contraste de sensaciones y sentimientos que se vive en la expedición telefónica en estos días. Es la culminación de un ciclo. La cúspide del antes y el después de la era que este fenómeno irrepetible ha marcado de forma indiscutible.

Estamos en los señalados días del final de una época del ciclismo. Valverde se nos va para siempre. Seguro que lo veremos en otros saraos y cometidos en el planeta ciclista, pero el relevo a nuevos y diferentes héroes se habrá consumado para siempre.

El final de una era

Es fácil abrir retrospectiva, tal y como se ha hecho recientemente después del fallecimiento de la Reina Isabel II cuando se enumeraban el número de papas, primeros ministros, presidentes de EEUU, etc… que sobrevivió la monarca de entre todas las monarcas. El caso de Valverde también permite esta comparativa en el campo ciclista.

Cuando el murciano debutó en el 2002, Lance Armstrong vivía su máximo apogeo y conquistaba su cuarto tour. El hoy San Juan Pablo II era el papa de la época, George Bush hijo, el presidente de EEUU, y Jose María Aznar, el de España. La peseta vivía sus últimos días como moneda de curso legal, conviviendo con el euro hasta el 28 de febrero de aquel año. Valverde debutó como profesional en el Kelme– Costa Blanca que dirigía Vicente Belda, aquel menudo ex-ciclista de los años ochenta.

Todavía faltaban tres años para su aterrizaje en el Illes Balears, que un tal Jaume Matas como presidente balear decidió emprender para dar a conocer el paraíso ciclista que atesoran las islas a las que por entonces representaba. Muchos cambios. Lo único que no ha cambiado es que el Real Madrid también ganó la Champions de aquel año.