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Eso sí: el acuerdo le prohíbe fichar por Barça o PSG

El Real Madrid ha rebajado la cláusula de rescisión de Cristiano Ronaldo de 1.000 millones a 120

  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

El Real Madrid y Cristiano Ronaldo llegaron a un acuerdo entre finales de enero y principios de febrero, cuando el luso y el club estaban más distanciados que nunca, para rebajar su cláusula de rescisión de 1.000 millones primero a 400 y después a 120 para facilitar una eventual salida de CR7 a final de esta temporada. Esa cláusula rebajada a 120 kilos no es aplicable a los equipos españoles, sobre todo el Barcelona, y al Paris Saint-Germain.

Desde entonces, la relación entre Cristiano Ronaldo y el Real Madrid ha cambiado radicalmente y CR7 se ha subido a una montaña rusa, a veces cerca de quedarse y otras cerca de irse. Ahora, después de sus palabras en Kiev, el adiós de Zidane y la portada de Récord en vísperas del Mundial parece más lejos del Bernabéu. Ofertas no le faltan porque tiene cuatro sobre la mesa: Manchester City, Arsenal, Chelsea y Juventus, aunque la sanción que impuso la UEFA este miércoles a los italianos les deja sin opciones de fichar a CR7.

Casi coincidiendo con la consecución de su quinto Balón de Oro, Cristiano Ronaldo empezó a sentir un punto de desapego hacia el Real Madrid. Los rumores en torno al interés del club blanco en el fichaje de Neymar, alimentados por algún guiño de Florentino Pérez como el que hizo precisamente en la gala de France Football, llevaron a CR7 a meditar si su futuro pasaba por irse del Real Madrid.

Además, su agravio salarial con respecto a los 50 kilos netos al año que cobra Messi en el Barcelona o a los 38 por temporada que se lleva el propio Neymar en el PSG, llevaban a Cristiano Ronaldo a sentirse poco valorado y, sobre todo, mal pagado. Tenía sus razones. Quizá por ello y porque su rendimiento bajó en la primera parte de la temporada el Real Madrid aceptó negociar con Jorge Mendes una rebaja de su estratosférica cláusula de rescisión de 1.000 millones.

Una cláusula con truco

Primero se acordó fijar la salida de CR7 del Real Madrid en 400 millones de cláusula, que se acabó reduciendo todavía más, hasta 120. Sin embargo, es una cláusula con truco, porque esta cláusula liberatoria –que no de rescisión unilateral, que sigue fijada en 1.000 millones– es aplicable para (casi) todos los equipos del mundo excepto dos: el París Saint-Germain y el Barcelona. En realidad, el acuerdo excluye no sólo al Barcelona sino también a todos los equipos de la Liga española.

El Real Madrid y el agente de CR7 sellaron el pacto. Eran tiempos difíciles para ambas partes, pero llegó la eliminatoria ante el PSG y todo cambió. Ronaldo volvió a ser decisivo, a marcar goles y a liderar a su equipo. Lo de siempre, vamos. Y el Bernabéu volvió a quererle. A Cristiano se le empezó a quitar de la cabeza la idea de irse del Real Madrid y en la cúpula del club blanco, reacia en principio a otra subida de sueldo, se empezó a asumir que a CR7 había que subirle la ficha a final de temporada.

Antes de la final de la Champions League, la intención de Cristiano Ronaldo era seguir en el Real Madrid, pero tres equipos de la Premier –Manchester City, Arsenal y Chelsea– y uno del Calcio, la Juventus, trasladaron entonces al agente del crack luso que estarían en disposición de negociar su traspaso sobre la cifra de los 120 millones de su cláusula liberatoria y a poner a CR7 en el escalón salarial de los 40 millones netos al año o más.

Después de Kiev y del adiós de Zidane parecía que Cristiano Ronaldo estaba más lejos de continuar de blanco. La portada de ‘Record’ en vísperas del Mundial –Cristiano se va del Madrid– parecía una declaración de intenciones además de un pulso al club. Después la guerra fría entre Cristiano Ronaldo y el Real Madrid ha continuado, igual que su silencio total sobre lo que hará después del Mundial. Pero que nadie se engañe: su futuro no está decidido y la pelota sigue en su área. CR7 sabrá cómo rematarla.