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Segundo triunfo del asturiano en las 6 horas de Spa

Fernando Alonso gana en el caos de Spa y acaricia el título del Mundial de Resistencia

  • Francisco Rabadán
  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Fernando Alonso toca con la yema de los dedos el título del Mundial de Resistencia. El Toyota Gazoo con el número 8, conducido por el asturiano, Sebastian Buemi y Kazuki Nakajima, se impuso en una carrera caótica en el mítico circuito de Spa-Francorchamps, que quedó suspendida a 11 minutos del final. Los pilotos superaron todo tipo de condiciones –nieve, hielo, escasa visibilidad, granizo, lluvia y sol– en una carrera que seguro quedará en la memoria del experimentado piloto español.

A sus 37 años, Alonso se las ha tenido de todos los colores a lo largo de su carrera, pero jamás pensó que experimentaría una experiencia como la de las 6 horas de Le Mans. El piloto asturiano, que empezó en el banquillo, vio un inicio de carrera totalmente atípico con nieve tapando el césped del trazado belga al inicio de la prueba.

El decorado cambió por completo con la salida del sol. El Toyota número 7, con un sobresaliente Mike Conway, se destacó por delante del coche de un Fernando Alonso que no saldría hasta que quedaban cuatro horas para el final. El español se montó en el coche con un minuto y 15 segundos de desventaja viéndose casi obligado a una remontada épica como ha venido haciendo durante todo el Mundial.

El bicampeón de Fórmula 1, sin embargo, no es perfecto y lo demostró haciendo un trompo cuando ya había recortado la desventaja a 45 segundos. El español tocó el piano mojado y se quedó cruzado en una recta a casi 300 km/h. No fue el único, el Rebellion también se fue de paseo por la hierba. La carrera entraba en una fase de caos porque amagaba con llover y no llegaba a hacerlo con potencia.

El Toyota número 7 falla

Pero todos los planes de doblete de Toyota se fueron al traste cuando se alcanzó el ecuador de la carrera. El monoplaza con el número 7 tenía un problema de motor que lo retuvo en el box más de 10 minutos. A Alonso y sus compañeros le dejaban el triunfo en bandeja, pero ni mucho menos iba a ser la empresa sencilla.

Alonso se bajaba del coche y Nakajima le daba un relevo de una hora y cuarto antes de que el diluvio granizado hizo acto de presencia. Al japonés, que ya las pasó canutas en Sebring en estas condiciones, le temblaron las piernas y en Toyota volvieron a tirar de la experiencia del español en estas condiciones.

Fernando mantuvo la ventaja y la compostura, sabiendo que el otro Toyota no tenía ninguna opción de disputarle el triunfo tras caer a la décima plaza perdiendo varias vueltas. El único objetivo de Alonso era seguir en carrera en unas condiciones tremendas que hicieron que la organización sacase el safety-car durante una hora en los últimos 100 minutos de carrera.

Restando una hora y cuarto de carrera, los comisarios belgas decidieron que se podía volver a correr, aunque los accidentes no paraban de sucederse obligando a Fernando Alonso a mantener la máxima concentración en unas condiciones de escasa visibilidad por el agua acumulada en la pista y el cielo totalmente cerrado.

El último safety-car –el quinto de la carrera– se marchó a 15 minutos del final de la prueba y se echó un duelo al sprint entre los otros monoplazas con Alonso esquivando cualquier tipo de pelea. A 11 minutos, la organización suspendió el sinsentido. El asturiano demostró callo y sabiduría en la carrera en las condiciones más complicadas de su carrera. Bien valen un Mundial más.