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El calvario de Del Potro tras su retirada: «Hoy pido subir una escalera sin dolor en la rodilla»

El argentino se sincera sobre las secuelas psicológicas y físicas que experimenta tras colgar la raqueta

Un Alcaraz irreductible se sobrepone al resfriado y a Rublev para reengancharse a las ATP Finals

El tenis argentino se quedó huérfano hace poco menos de tres años. Juan Martín del Potro, uno de los mejores tenistas de la historia del país sudamericano, colgaba la raqueta. A sus 34 años y entre lágrimas, Delpo se despedía de las pistas como consecuencia de los numerosos problemas físicos que le lastraban en los últimos años. Tiró de coraje para estirar su carrera y retirarse en el Abierto de Argentina, ante su gente.

El proceso de la retirada de un deportista, ya de por sí difícil de digerir, se complica cuando va en contra de su voluntad. En esa batalla mental ha estado imbuido durante años Juan Martín del Potro. El argentino era feliz con una raqueta en la mano. Se mostraba como un muro al otro lado de la red, uno de esos tenistas que no tiran la toalla y, con un tenis directo, provocó las pocas grietas que tuvo el Big Three. Hasta 17 victorias acumuló ante Djokovic, Federer y Nadal.

Pero una vez alejado de las pistas, el mundo se le vino encima. «Me creía una persona con personalidad fuerte, bien parada para afrontar cualquier cosa que se me pusiera en el camino, pero la verdad que ahora, en este último tiempo también aprendí que no soy tan fuerte como creía o ustedes me veían. ¿Y saben qué? Sí, lloro y no duermo y tengo ansiedad y a veces estoy deprimido. Y de repente hago mucha más terapia de la que tenía que hacer porque no soy tan capaz de sobreponerme a ciertas cosas de la vida que me están tocando», ha señalado el que fuera campeón del US Open 2009 en una entrevista con La Nación.

Del Potro llegó a coronar el tercer escalón del ranking ATP en su punto álgido, pero su rodilla quebró en un partido ante Borna Coric en 2018 y la fractura desembocó en un sinfín de intervenciones quirúrgicas. «Hoy no reniego de no ser tan fuerte o sentirme un poco débil. Es lo que me toca y la voy llevando, a veces mejor, a veces peor. Tal vez desde afuera dicen: ‘Uh, a este pibe le tocó la muñeca, la rodilla, se le murió el viejo, este quilombo, aquel, quiso volver, no puede’ ¡Ocho veces me operé la rodilla! Públicamente se sabían de cuatro o cinco, pero en privado me operé tres veces más», detalla.

«Y hoy lo que pido es poder subir una escalera sin dolor o poder ir a Tandil manejando, que son casi cuatro horas de auto; yo las hacía de taquito, pero hoy paro en Las Flores diez minutos a estirar las rodillas porque me duelen. Y eso es lo que pido para mi vida cotidiana», añade el que fuera ganador de 22 títulos ATP.

«Imaginate, de lo que venía haciendo, luchando con Novak, Roger, Rafa, el top five, Grand Slams, el número 1 o lo otro… a tener que decir: ‘¿Cómo tengo que hacer para ir manejando a Tandil y que no me duela la pierna?’. Pasé ocho cirugías, vi a los mejores médicos del mundo, tratamientos, dietas, suplementación… no sé, cosas que decís: ‘¿Y si probás esta locura?’. Las probé por dos ya, te lo puedo asegurar. Es una lucha diaria que sigo teniendo. Porque la verdad es que esa calidad de vida todavía no la logré», explica.

A lo largo de su carrera, Del Potro sufrió demasiados problemas en la rodilla. Su retirada oficial no fue hasta 2022, pero ya llevaba tres años sin competir. Se volverá a vestir de corto en unas semanas, el 1 de diciembre, ante Djokpovic, en una exhibición que servirá para verle disfrutar por última vez.