Barcelona animó con orgullo a la Selección: «¡Yo soy español!»
Dani Olmo evita el disgusto
Locura total con el himno de España en Barcelona 18 años después
La mala suerte impide un debut perfecto de David Raya en su casa
El RCDE Stadium puso punto final a 18 años de injusticia y complejos en el amistoso que enfrentó a España y Albania. Casi dos décadas después, la selección española volvió a jugar un partido en Cataluña. En concreto, en Barcelona, donde lo había hecho siempre que el combinado nacional había jugado en esta zona del territorio español. El estadio del Espanyol rozó el lleno y vivió una auténtica fiesta. Los de Luis Enrique no se jugaban nada, pero esto sin duda era lo de menos. Lo más importante es lo que se vivió en la grada y en los alrededores del campo en las horas previas al encuentro.
El ambiente festivo se sintió desde bien temprano. Los aledaños de Cornellá se tiñeron de rojigualdo con los miles de aficionados que no se quisieron perder el regreso de España a Cataluña. Pocas veces se ha visto tal cantidad de banderas españolas en las gradas, y en los últimos tiempos en nuestro país se ha jugado hasta la fase de grupos de una Eurocopa con el combinado nacional como local . Los casi 35.444 aficionados que se personaron en el RCDE Stadium quisieron lucir con orgullo los colores nacionales, algo que por culpa del sector independentista que habita en Cataluña no pueden hacer libremente o sin el riesgo de sufrir enfrentamientos.
Con el partido a punto de comenzar lo que se vivió en Cornellá fue mágico. Desde que se anunció el nombre de los jugadores por la megafonía, donde la mayor ovación se la llevó Luis Enrique, el graderío apretó para llevar en volandas a la Selección en un partido de carácter amistoso que para el combinado nacional era una gran prueba camino del Mundial de Qatar.
Una fiesta
“¡Cataluña es España!” fue uno de los primeros cánticos que se escucharon en uno de los fondos del estadio, donde estaba situada la grada de animación organizada por la plataforma ‘Barcelona con la Selección’. Una canción que pronto se trasladó a todas las zonas del campo. Padres e hijos vibraron animando a un equipo que ha estado sin aparecer por Barcelona demasiado tiempo. Varias generaciones no sabían lo que era ver a su país en su ciudad.
Cataluña respondió a la apuesta arriesgada de la RFEF y el deseo de todos estos aficionados que han arropado a los de Luis Enrique es convertir en un habitual la presencia de la Selección en Barcelona o en cualquiera de las otras tres provincias catalanas. Que un partido de España en Cataluña deje de ser noticia por dónde se juega será lo mejor para un país que vibra con su equipo en cualquier estadio.
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