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Fruta

La peligrosa razón por la que no debes comer la fruta cortada

En los últimos años nos hemos acostumbrado a que las tiendas, sobre todo las grandes superficies, ofrezcan al público la posibilidad de comprar fruta cortada y envasada con el objetivo de que éstas, generalmente frutas de gran tamaño, no se echen a perder y acaben en el bote de la basura. Te contamos la peligrosa razón por la que no debes comer la fruta cortada.

Esta modalidad de venta, que ha sido muy criticada por las cantidades de plástico usado en los lineales de los supermercados, es asimismo una opción potencialmente peligrosa para la salud de las personas, advertencia que viene de la AESAN, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

El por qué no debes comer la fruta cortada

Los profesionales de esta organización han comentado en reiteradas oportunidades que existe gran riesgo al consumir estos alimentos envasados y previamente cortados, porque en tales condiciones son vulnerables al ambiente en el que se encuentran, algo que evita su cáscara, corteza o piel.

Es decir, en su infinita sabiduría la naturaleza ha provisto al melón, la sandía y la piña, por ejemplo, de la protección necesaria contra las inclemencias del tiempo; pero el ser humano ha decidido que es mejor para la cadena productiva cortarlas y envasarlas, y eso puede afectar su composición.

Por supuesto, todo dependerá de que los establecimientos en cuestión cumplan con las normativas actuales en cuanto a la conservación de esta clase de alimentos, pero la verdadera problemática es que para el consumidor es imposible saber si lo hacen, y si el fruto está en buen estado antes de comprarlo.

¿Cuáles son las medidas de conservación para la fruta cortada y envasada?

En cualquier caso, debemos analizar que tanto fruterías como supermercados tengan determinados cuidados. Son los que se recogen en informes sobre la preservación de las frutas cortadas por la mitad dentro de esos comercios al por menor, y que alcanzan al melón, la sandía, la piña y otros muy semejantes.

Siempre que todos estos requisitos se cumplan, podemos estar seguros de que la fruta que nos llevamos a casa no representa un “riesgo microbiológico significativo”, como indica la definición que aparece en los informes antes citados acerca de la venta de estas frutas.