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Madrid

En este barrio de Madrid siempre es de noche. El motivo te sorprenderá

Un barrio nacido en los años 50 y que parece "congelado en el tiempo" debido a su ubicación

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Madrid es una ciudad llena de contrastes, donde conviven lo antiguo y lo moderno, lo popular y lo elitista, lo luminoso y lo oscuro. Y en uno de sus barrios menos conocidos se produce un hecho que puede sorprender a muchos. Conozcamos a continuación, el barrio de Madrid en el que siempre es de noche por un motivo realmente sorprendente.

El barrio de Madrid en el que siempre es de noche

De entre los muchos barrios de Madrid, la Colonia de San Cristóbal es sin duda, uno de los más curiosos, pero también de los más desconocidos. Un barrio al que la cuenta de Instagram @madrid_secreto le ha dedicado un vídeo revelando algo que pocos saben: se trata de un barrio en el que prácticamente es de «noche» todo el día debido a que se encuentra  a la sombra tanto en sentido literal como figurado de las Cuatro Torres de Madrid.

La Colonia de San Cristóbal está situada entre el Paseo de la Castellana y el futuro desarrollo Madrid Nuevo Norte. Fue construida en 1954 para dar vivienda a los trabajadores de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Madrid. Su diseño urbanístico fue pensado cuidadosamente para las personas que iban a habitarla, adaptándose totalmente a sus necesidades pero con el tiempo ha acabado convirtiéndose en un barrio en el que parece que el tiempo se ha congelado, si tenemos en cuenta que está rodeado de edificios mucho más altos que las casas que conforman la colonia y que además tiene esas cuatro gigantescas torres que lo cubren prácticamente por completo.

Un barrio construido como un ‘gran pueblo’

El barrio fue construido por el arquitecto Secundino Zuazo, uno de los más reconocidos de la primera mitad del siglo XX. Zuazo se centró en crear un espacio urbano adaptado a las necesidades y al bienestar de sus habitantes, con viviendas funcionales, zonas verdes, equipamientos sociales y deportivos, y una trama viaria que favorecía la convivencia y la seguridad. Zuazo instaló además en cada vivienda aseos y agua caliente, algo que en la década de los 50 no era costumbre en España.

El barrio fue un ejemplo de buen urbanismo que creó una fuerte comunidad entre sus vecinos que de hecho ni tan siquiera tenían puertas en los portales, ya que todos se conocían y vivían en una especie de pueblo «grande» a las afueras de Madrid.