Sánchez copia para Cataluña el modelo con barcos cisterna para abastecer Benidorm en 1978
Mazón acepta llevar barcos cisterna desde la desalinizadora de Sagunto: "Estoy a favor de la solidaridad hídrica entre regiones"
Barcos cisterna de Alicante a Benidorm: la solución para aplacar la crisis de agua por la sequía en 1978
Cataluña paliará la situación de emergencia que ha generado el descenso de los embalses hasta el 16% de su capacidad con la ayuda de la solidaridad hídrica de otra autonomía española: la Comunidad Valenciana, cuyo presidente, el popular Carlos Mazón, no ha dudado en aceptar la intención de la ministra Teresa Ribera de llevar barcos cisterna desde la desanilizadora de la localidad valenciana de Sagunto hasta Cataluña para luchar contra sequía que sufre esa autonomía.
Carlos Mazón defiende la solidaridad hídrica entre todas las regiones de España y esta idea es esencial para entender por qué él ha sido el primero en tender la mano desde la Comunidad Valenciana a Cataluña, por encima de otras consideraciones.
Los barcos cisterna tienen un antecedentes en la Comunidad Valenciana, cuando el Gobierno entonces presidido por Adolfo Suárez utilizó este mismo sistema para llevar el agua a Benidorm y Villajoyosa en medio de una terrible sequía que amenazó como ninguna otra la propia supervivencia de Benidorm. Era 1978. Y sólo había dos soluciones. Una paliativa. la otra definitiva: o los barcos o cerrar Benidorm. Aquella historia, es digna de ser contada.
Barcos cisterna para paliar la sequía en Benidorm
En marzo de 1978, el riesgo de desabastecimiento, como ocurre hoy en Cataluña, era de tal calibre, que el Ayuntamiento de Benidorm acordó restringir el suministro de agua a sólo 7 horas cada día. Pero, en paralelo, se producían contactos con el Ministerio de Obras Públicas del Gobierno de España en busca de soluciones. Para ponernos en situación, hay que matizar que hablamos de una España preautonómica, que había decidido llevar a cabo una modélica transición hacia la democracia.
Se recurrió a la explotación de un pozo en el acuífero de la vecina localidad de Polop, pero su aporte no era suficiente. Aquello, tomaba tintes de desastre. Comenzaron a cancelarse vuelos con pasajeros con destino a una ciudad cuyo principal instrumento económico ya era el Turismo.
A inicios de septiembre de ese año, el Gobierno de España, que presidía entonces como se ha dicho aquí Adolfo Suárez planteó dos opciones. Una, cerrar Benidorm al turismo: la ruina. Otra, utilizar buques cisterna, que transfirieran agua desde la red de abastecimiento de Aguas Municipalizadas de Alicante hasta Benidorm. Era una solución transitoria, pero imprescindible. Crítica, pero necesaria. Extrema pero inaplazable
El procedimiento, lo rescatamos de una publicación el blog de Francisco Amillo. Fechado en 2013: desde el barco, y a través de una conducción submarina el agua debía llegar a la playa. Desde allí, una tubería la trasladaría por el barranco de l’Aiguera, ya en Benidorm, hasta el depósito municipal.
Entender este episodio de los barcos cisterna en Benidorm es vital para comprender, a su vez, porque desde entonces y hasta ahora la Comunidad Valenciana, y muy especialmente la provincia de Alicante, insisten una y otra vez en una política de trasvases y solidaridad entre comunidades autónomas, complementada por otros recurso.
Mazón: «Estoy a favor de la solidaridad hídrica entre regiones»
En aquel 1978, Carlos Mazón era un niño de cuatro años de edad, pero también conoce esta historia a la perfección, porque siempre ha mantenido una gran preocupación por el tema del agua. Una de las claves de su gestión ya en la etapa al frente de la Diputación de Alicante.
Mazón ha mantenido este sábado que «estoy a favor de la solidaridad hídrica entre regiones, que debe extenderse de manera oficial a toda España». Un mensaje este último que encierra también una clara alusión a que este es un episodio de la solidaridad hídrica que él defiende entre comunidades españolas: Cataluña y la Comunidad Valenciana.
Y que esa solidaridad no debe circunscribirse a este episodio sino a la necesidad constante de agua de comunidades como la valenciana o Murcia cuando reclaman, por ejemplo, el trasvase Tajo-Segura, vital para la supervivencia de miles de puestos de trabajo. Y para evitar que la huerta del Segura se convierta en un desierto.
Mazón ha mantenido también este sábado que él está a favor de que el agua desalada «tenga un uso prioritario y casi exclusivo para emergencias de consumo en boca», pero «no para riego, porque esto es muy perjudicial para nuestros cultivos y cítricos». Y, por último, ha explicado que Teresa Ribera le ha garantizado que aumentar la capacidad de la desaladora por encima del 15% no tiene ninguna afección para las necesidades de la provincia de Valencia».
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