Erupciones volcánicas: ¿Es posible predecirlas?
Si fuéramos capaces de predecir las erupciones volcánicas, sería mucho más fácil prevenir y no tener que curar la tierra y las gentes que viven cerca de estas poderosas manifestaciones de la naturaleza. Pero, ¿somos capaces con el conocimiento y la tecnología actual?
Hoy en día, los vulcanólogos toman rastros dejados por los volcanes activos para intentar predecir manifestaciones similares en tiempos cercanos. Sin embargo, aunque pueden acercarse en sus intentos, no se puede considerar con exactitud cuándo tendrá lugar una nueva explosión volcánica.
La ciencia actual se basa en probabilidades. No obstante, cada volcán es único y sigue sus propias ‘reglas’. Es decir, aunque haya ciertas características comunes, hay otras específicas que dependen de cada uno de ellos.
Una forma de conocer si un volcán va a entrar en erupción, es fijarse en pequeñas fisuras que aparecen antes de la explosión. Así se pudo observar ya en 1924 con el terrorífico volcán Kilauea, ahora tan de moda por su actividad actual. También en esta ocasión se han podido ver estas fisuras.
Otro método que usan los vulcanólogos para predecir las explosiones futuras es fijarse en su historia. Mirando datos del pasado, pueden observar su comportamiento previo a una erupción, por ello se lleva un exhaustivo registro de todos los volcanes de la Tierra en diversos extremos del mundo.
Además, los especialistas estudian bien las zonas adyacentes al volcán. En todas ellas se pueden encontrar cenizas y depósitos de lava que indican mucha información sobre su actividad pasada. Estos restos también se usan para tratar de predecir futuras erupciones.
Las nuevas tecnologías son básicas para predecir erupciones volcánicas
Hoy en día tenemos acceso a una serie de tecnologías impensables hace unos años. Por ejemplo, el GPS. A través de los satélites artificiales se pueden estudiar los estados del magma para saber si puede salir a la superficie o no.
Los satélites también estudian los gases que se forman en las cercanías de los volcanes, ya que el dióxido de carbono puede preceder al magma y se convierte en elemento de predicción.
Gracias a toda esta información, aunque no es todo lo exacta que nos gustaría, se pueden llevar a cabo evacuaciones que eviten muertes innecesarias de las gentes que vivan en las cercanías de estos peligrosos gigantes ardientes de la naturaleza. Y, aunque no son tan precisas como nos gustaría, cada vez nos acercamos más a comprender el funcionamiento de estos enormes depósitos de magma y lava.
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