Mi pareja no quiere tener hijos, ¿qué hago?
Siempre habías soñado con ser madre y ahora consideras que es el momento oportuno, por las condiciones laborales que tienes, porque crees que estás en la edad adecuada y también porque tienes a tu lado a la pareja que consideras que es la adecuada para formar una familia. Sin embargo, al plantearle a esa la llegada de un bebé, has tenido una respuesta que no esperabas. No quiere tener hijos.
Su posición firme y tajante te ha hundido, pues pensabas que sí le apetecía que un niño viniera a vuestro hogar o creías que, aunque te lo había comentado alguna vez, cambiaría de idea respecto a la paternidad.
¿Qué hacer en ese caso? Sigue leyendo y descubrirás algunos consejos de utilidad:
Dialogar
Llegados a ese punto de absoluto desacuerdo, lo mejor que podéis hacer es dialogar. Es decir, tenéis que sentaros y, con absoluta calma y respeto, explicar el porqué de vuestras respectivas posturas. Así, tú puedes darle a conocer que siempre has soñado con ser madre, que quieres tener un hijo en ese momento porque consideras que es el instante perfecto, que deseas formar una familia a su lado, que quieres descubrir el amor maternal…
Por otro lado, también deberás escuchar los argumentos que esgrime tu pareja para tener claro que no desea tener un vástago. Por regla general, entre los motivos más habituales que se usan para tomar esa posición se encuentran estos:
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No está preparada para dar ese cambio tan importante en la vida ni quiere nuevas asumir responsabilidades, porque considera que debe centrarse en su trabajo y porque antes de tener un pequeño quiere hacer muchas cosas como, por ejemplo, viajar por el mundo.
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Considera que la economía familiar no es lo suficientemente boyante para hacerle frente a la llegada de un niño.
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Cree que como pareja aún os quedan muchas cosas por experimentar, disfrutar y vivir, y tener un hijo no lo permitiría.
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No desea traer un menor a un mundo como este, lleno de corrupción, de falta de valores, de competitividad constante…
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Su infancia fue muy dura por culpa de la relación entre sus padres y no quiere que su hijo pueda llegar a sufrir lo mismo.
Ser sinceros
Si importante es que dialoguéis, no lo es menos que al hacerlo seáis totalmente sinceros. Es decir, que no intentéis engañar al otro, que dejéis clara vuestra postura y que no cedáis en la misma esperando que las cosas cambien de un día para otro. Así, si tú tienes claro que quieres tener hijos sí o sí se lo debes hacer saber, igual que tu pareja debe hacer en el caso de que esté completamente seguro de que no va a dar su brazo a torcer.
Muéstrale lo positivo de tener un hijo
Después de hablar y expresar vuestras posturas, siempre puedes intentar darle a conocer todo lo bueno y positivo que trae consigo tener un hijo:
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Permite descubrir y sentir un amor incondicional e incomparable.
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Da la posibilidad de formar una familia en la que viviréis un sinfín de experiencias únicas.
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Es un proceso de continuo aprendizaje en el que se consigue mejorar como persona, dejando de lado el egoísmo y el interés.
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Os puede ayudar a fortalecer vuestro amor, pues juntos lucharéis día a día por ofrecerle a vuestro hijo todo lo mejor que tenéis.
No alargar la decisión
Después de hablar, de mostrar empatía con el otro, de entender las razones de su postura e incluso de barajar los pros y los contras de tener un hijo, llega el momento de tomar una decisión. Y es que no tiene sentido que esa se retrase en el tiempo si los dos tenéis perfectamente claro que no vais a cambiar de postura.
En ese caso, tanto a uno como a otro se os presenta el instante crucial de qué hacer, es decir, si el amor que sentís por vuestra pareja es lo más importante que tenéis y no queréis perderlo, por lo que estáis dispuestos a “dar el brazo a torcer” y a cambiar vuestra idea sobre tener hijos o si, por el contrario, la queréis pero no vais a ceder.
En el caso de que os planteéis cambiar vuestro planteamiento inicial sobre la descendencia, es importante que lo penséis bien porque eso se puede convertir en un arma de doble filo en vuestra relación, en el arma arrojadiza que utilicéis en cualquier discusión y que acabará minando la misma.
Si, por el contrario, tenéis clara vuestra postura respecto a la maternidad – paternidad y sabéis que vuestra pareja también, es innegable que ha llegado el punto en el que la relación se acabe, porque cada uno desea seguir un camino diferente, en el que ambos intentaréis cumplir vuestros sueños. Será un trance doloroso, pero también necesario y lleno de alegrías futuras, ya que tener un hijo se debe llevar a cabo por decisión personal y deseo, no por obligación.
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