Nuestro bebé se escapa corriendo. ¿Qué hacer?
¿Cuántas veces hemos visto como en una calle o un centro comercial un bebé se reía a carcajadas mientras salía corriendo y sus padres iban detrás sin que pareciera que pudieran alcanzarle? Seguramente muchas y posiblemente también los que tienen un hijo hayan vivido esa situación en su propia piel.
Cuando tiene lugar es normal que los adultos se “descompongan” y se pongan nerviosos, especialmente si ven que su pequeño está a punto de cruzar una calle. Por eso, se hace necesario recordar y tener presente que jamás hay que perderle de vista, porque unos segundos pueden ser cruciales para que ocurra una auténtica tragedia.
Vigilarle y tenerle siempre en el campo de visión es la norma que hay que cumplir. No obstante, si en alguna ocasión ocurre lo que estamos planteando, que salga corriendo, hay que optar por poner en práctica distintos trucos y consejos que pueden ayudar a conseguir detenerle o directamente a que él mismo se piense si hacerlo o no:
¿A que no me pillas?
Aunque pueda parecer una actitud ilógica o inesperada, hay que tener en cuenta que el niño cuando sale corriendo y ve que sus padres van detrás lo toma como un juego, como una absoluta diversión, ya que no es consciente del peligro en el que se puede encontrar. Por eso, nada mejor que el adulto que le siga le haga la siguiente pregunta: ¿a que no me pillas? De esta forma, lo que se logrará es que el menor se detenga y cambie el rumbo de su camino, así volverá sobre sus pasos con el claro objetivo de poder “capturar” a su papá o mamá.
Determinar su participación
Uno de los espacios donde más frecuentemente los pequeños disfrutan corriendo es en el supermercado, provocando que sus progenitores se “vuelvan locos” corriendo detrás por todos los pasillos. Para evitar esa situación, lo que se debe hacer desde el momento que se pone un pie en dicha área comercial es pedirle que les ayude. Así, se le puede permitir que empuje la cesta o directamente que se siente en el asiento que tiene el carrito para así poder compartir la tarea de colocar los productos dentro del mismo.
De esta forma, se mantendrá al menor no sólo controlado sino también entretenido, lo que le quitará la idea de salir huyendo.
Llevarlo entretenido
Otra de las estrategias que los papás pueden utilizar para conseguir que el menor no salga corriendo de donde están es que le lleven entretenido. Con esto nos referimos a que, por ejemplo, si va sentado dentro del carrito de la compra o bien en su cochecito le vayan explicando las cosas que van viendo por donde pasan, se inventen un cuento con lo que tienen ante sus ojos, les relaten qué van a hacer y a dónde se dirigen…De esta manera, el niño irá escuchando atentamente lo que le están contando y se olvidará por completo de huir.
Llegar a un acuerdo
También puede suceder que el menor se ponga a patalear en la sillita o en el cochecito y reclame que se le ponga en el suelo porque necesita sentirse liberado. En ese caso, hay dos opciones: explicarle que ahí no puede estar andando y darle algo para que se entretenga, poniendo fin a su queja, o bien llegar a un acuerdo. Esta última acción consiste en ponerse a su altura, físicamente hablando, mirarle a los ojos y pactar, lo que no consiguen los políticos en España. Así, se le puede decir que se le va a permitir caminar, pero que debe hacerlo en todo momento de su mano y que, si en algún momento se suelta de la misma o sale corriendo, volverá a ser sentado.
Otros datos de interés
Además de todo lo expuesto, que son las medidas más importantes que se pueden tomar para evitar que el menor pueda sufrir algún peligro o daño por salir corriendo, hay que tener en cuenta otras consideraciones importantes:
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Es imprescindible tener paciencia y temple. Los menores no son conscientes de que están en riesgo cuando van a cruzar una calle sin mirar o cuando “escapan” del alcance de sus papás, su entendimiento aún no llega a ese punto. Por eso, los adultos lo que deben hacer es tenerlo en cuenta, no perder los nervios, ser pacientes y, sobre todo, contar con la serenidad suficiente para explicarles con un vocabulario comprensible porqué no pueden huir de esa manera.
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De la misma forma, si se acude a un centro comercial o espacio similar con el niño, una buena alternativa es que uno de los progenitores se dedique a hacer la compra y el otro sea el encargado de vigilarle y llevarle de la mano. Siempre compartir tareas es mucho más beneficioso para todos.
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