Empresarios de un Paseo Marítimo de Palma ‘patas arriba’: «Son pérdidas y pérdidas, sin ayuda alguna»
Lamentan la nula afluencia de público por unas obras que durarán dos años: “Es una tortura”
Autoridad Portuaria arruina los negocios de un Paseo Marítimo de Palma que seguirá patas arriba en verano
El PP modificará la reurbanización del Paseo Marítimo de Palma para hacer aparcamientos subterráneos
Empresarios de un Paseo Marítimo de Palma desolado y patas arriba desde hace seis meses lamentan su situación por las obras aprobadas y puestas en marcha, unilateralmente, por Autoridad Portuaria de Baleares (APB), con el aval del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma, y que se prolongarán hasta mediados de 2025 como mínimo.
«Son pérdidas y pérdidas, sin ayudas de ningún tipo», afirma la titular de uno de los negocios de restauración (Rosa del Mar), que se ha visto obligada a cerrar porque no compensa el volumen de gasto con la casi nula afluencia de público en una zona en la que no se puede aparcar y donde el polvo y el ruido son el pan de cada día por unas obras de reurbanización en las que la presencia de operarios también es escasa, a simple vista.
«No vale la pena abrir. No puedes tener todo el personal que hace falta para tener en marcha el local y que te entren tres o cuatro personas. Tampoco nos dejan de noche tener la terraza en la calle y hay que desmontarla».
Los empresarios no niegan la bondad del proyecto y que «el Paseo Marítimo quedará muy bonito el día que esté todo acabado, pero esto es una tortura». Por ello, ya dan el verano por perdido, con el agravante, además, de que la acumulación de pérdidas no cesa.
«Aunque tengas el local cerrado, tienes que seguir pagando la luz, el alquiler, el mantenimiento, todo, como si lo tuvieras abierto para que cuando el día de mañana lo abras, esté en condiciones”.
Por ello, lamentan que la APB o el propio Ayuntamiento de Palma no hayan tenido consideración alguna, ni habilitado ayudas para que los empresarios y trabajadores puedan afrontar un poco mejor esta situación sobrevenida por unas obras que se pusieron en marcha sin consenso alguno ni con ellos, ni con los residentes.
«A la APB le seguimos pagando igual como si el local estuviera abierto y no hay ayudas de nada, ni recortes de impuestos, ni del IBI, ni Actividades Económicas, nada de nada, pagamos lo mismo».
La bajada de persianas de bares, cafeterías, restaurantes y de todo tipo de negocios es un hecho en casi la totalidad de los cuatro kilómetros de extensión de esta arteria viaria, donde apenas hay abiertos entre cuatro y cinco souvenirs y otras tantas terrazas. Un paseo hoy fantasmal que antes era un punto neurálgico de encuentro para miles de turistas y residentes día y noche.
De aquel bullicio no queda ya ni rastro a pie de calle y lo más lamentable es que, conociendo la situación de empresarios y trabajadores, el aún alcalde socialista de Palma, José Hila, y la presidenta en funciones del Govern, Francina Armengol, no hacen nada y miran para otro lado.
Desde que visitaron la zona en enero en el arranque de estos trabajos, no han vuelto a pisar este espacio y menos aún lo hicieron durante la pasada campaña electoral, donde ni mencionaron un proyecto del que sacaban pecho cuando arrancaron las obras el pasado invierno.
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