Degradación, basura y abandono de la vieja cárcel de Palma tras ocho años de gobierno del alcalde Hila
El gobierno municipal incapaz de impulsar proyecto alguno en dos legislaturas en un espacio abandonado a su suerte
Los okupas se hacen con la vieja cárcel de Palma abandonada estas dos legislaturas por el alcalde Hila
Los servicios sociales cortan todas las ayudas a las familias que malviven en la vieja cárcel de Palma
Degradación, basura y abandono a un nivel nunca visto en la vieja cárcel de Palma de la carretera de Sóller, tras ocho años de gobierno del alcalde socialista, José Hila, incapaz de materializar proyecto alguno en este inmueble que pasó a manos del Ayuntamiento hace justo una década, 2013.
En estas dos legislaturas de gobierno de coalición de socialistas, independentistas de Més y Podemos, el vandalismo ha campado allí a sus anchas, al igual que los okupas, desechos, basuras y pintadas de todo tipo y condición que han convertido este espacio en un cadáver urbano, tras un sin fin de promesas incumplidas por el gobierno municipal.
Las ocurrencias no han sido pocas en todo en este tiempo, y arrancaron ya la pasada legislatura con todo un clásico del equipo de gobierno cuando no sabe qué hacer con un inmueble municipal, o no tiene proyecto alguno y sólo quiere que pase el tiempo: la convocatoria de un concurso de ideas.
Si en la presente legislatura ha sucedido con las galerías comerciales de la Plaza Mayor, abandonadas a su suerte desde su cierre en 2019, la pasada fue con la vieja cárcel, cuando el por aquel entonces alcalde de Palma y hoy concejal de Cultura, el independentista Antoni Noguera (Més), anunciaba en 2018 el arranque de un proceso participativo.
Aseguraba Noguera que había una partida de 650.000 euros destinada a la puesta en funcionamiento del proyecto, de los que 50.000 serían para el ganador, y el resto, para adecentar las instalaciones.
«La antigua cárcel será el gran epicentro cultural de Palma desde la transversalidad», decía el entonces número uno de Més.
«Cambiamos dinámicas y planteamos espacios creativos, recuperamos el patrimonio en base a la inteligencia colectiva y la materia gris», apuntaba por su parte, el entonces concejal socialista de Urbanismo, y ahora alcalde, Jose Hila.
Ese verano el inmueble acogía una proyección del Atlántida Film Fest, la presentación en sociedad del colectivo Som Sa Presó con talleres, performances actuaciones musicales, y un mercadillo. El propio Noguera vendía a bombo y platillo que quería llevar a cabo un proyecto «de largo recorrido», para que el edificio se convierta en un centro de creación que disponga de salas de ensayo para música y artes escénicas, espacios para artistas visuales y espacios de encuentro comunitario, entre otros.
Semana antes de las elecciones de 2019, y de que los okupas se quedaran con el inmueble ante la dejadez municipal, la vieja cárcel llegó a acoger un pequeño festival de música swing y baile lindy hop, ‘Swing entre rejas’ impulsado por el Área de Cultura, Patrimonio, Memoria Histórica y Política Lingüística.
Ya en la presente legislatura, el año siguiente a la pandemia, la concejala de Modelo de Ciudad, Neus Truyol (Més) daba a conocer la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Palma (PGOU) para posibilitar en el ya devastado recinto de la vieja cárcel lo que calificaba, de «primera isla verde de la ciudad», dándole al edificio un uso sociocultural, incluyendo zona verde, 103 viviendas públicas, una residencia para artistas, estudiantes o investigadores y hasta una escoleta municipal.
Con los okupas ya consolidados en un inmueble convertido en un vertedero urbano, el pasado verano el gobierno municipal publicitaba la convocatoria de un servicio de asistencia técnica para la elaboración de los estudios previos, y la redacción del proyecto integral de obra y actividad del ala norte de la antigua prisión de Palma, para convertirlo en un Centro de Innovación Cultural y Creativa.
Nada menos que 200.000 euros para la redacción del proyecto y la dirección de obras para una futura rehabilitación. Un proyecto que siete meses después ni se ha resuelto aún. Se iba a rehabilitar una décima parte del recinto, 1.200 metros cuadrados de los 9.000 con los que cuenta este inmueble, en concreto planta baja y primera altura del mismo, mientras el resto, quedaría en manos de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) para que en un futuro se pueda convertir en una residencia de estudiantes.
A fecha de hoy, la situación de abandono, dejadez y degradación máxima del edificio de la vieja cárcel de Palma es la que es y retrata, casi a la perfección, los ocho años de la coalición de gobierno del alcalde socialista Hila.
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