crisis pequeño comercio

El alcalde socialista de Palma gasta 140.000 euros anuales en mantener la ruina de las galerías fantasma de la plaza Mayor

El Ayuntamiento asegura que no puede calcular el gasto en seguridad, limpieza, luz y mantenimiento

Los comerciantes, indignados, corroboran esa cifra y apostillan: “Han convertido las galerías en un espacio de desprestigio para la ciudad”

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Alcalde palma
Acceso cortado a las galerías de la plaza Mayor.
Indalecio Ribelles
  • Indalecio Ribelles
  • Redactor OKDIARIO en Baleares, información local de Palma, social y política en general. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

El cierre y gasto en mantener la ruina de las galerías comerciales de la plaza Mayor de Palma, clausuradas por el gobierno municipal del alcalde socialista, José Hila, en septiembre de 2021, lo está pagando el bolsillo de los palmesanos. Nada menos que 140.000 euros al año desembolsa el Consistorio para hacer frente a los gastos de seguridad, limpieza, luz y mantenimiento.

Este es el cálculo realizado por la asociación de comerciantes del mayor espacio minorista del centro de la capital balear. Su portavoz, Andrés Isern, califica de «tomadura de pelo» la dejadez del gobierno municipal. «Entre los 8.000 euros mensuales de seguridad, los 2.000 de limpieza, la luz y algo que hacen de mantenimiento, esto como mínimo son más de 12.000 euros mensuales que pagan todos los palmesanos».

Isern es muy crítico, además, con la opacidad del gobierno municipal. Y en especial, con el concejal de Participación Ciudadana, Alberto Jarabo (Unidas Podemos), a la hora de dar cifras sobre este coste. «Se niega a reconocer ese gasto, pero nosotros, sí lo sabemos porque durante 40 años hemos mantenido esto y sabemos lo que se están gastando por tenerlo cerrado y degradándose porque no tienen proyecto alguno».

Fuentes oficiales municipales del departamento de Participación Ciudadana  manifestaron la imposibilidad de conocer el gasto en mantener la ruina de estas galerías. Lo justificaron en base a que sería «imposible de calcular porque el contrato de limpieza y seguridad es integral para diversos edificios e infraestructuras del Ayuntamiento, no es propio, por lo tanto, no podemos extrapolar su coste», apuntaron.

Pero más allá de este desembolso y de la falta de iniciativas del gobierno municipal (PSOE, Més y UP) para darle una solución a este subterráneo del centro de la capital balear con más de un centenar de comercios en su interior, el pequeño comercio de Palma monta en cólera ante la pasividad del equipo de gobierno para afrontar lo que sería una excelsa oportunidad para el futuro de cientos de familias.

Suciedad y abandono total

Para el presidente y portavoz de Pimeco, Toni Fuster, lo dramático es que «no sabemos lo que el Ayuntamiento va a tardar en poner en marcha los cientos de tiendas que hay ahí abajo. Esto se está demorando muchísimo. Hoy las galerías son un centro de suciedad y de abandono total y de desprestigio para la ciudad».

El portavoz de esa patronal del pequeño comercio sueña con que este espacio sea, no se sabe cuándo, un punto de referencia para el comercio de toda Mallorca. «Un centro comercial de pequeños comercios, con restauración que ofrezca a la gente una oferta atractiva para pasear por allí». Por ello, lamenta la demora municipal aunque en sí no le extraña lo sucedido: «Es una más de las que lleva este Consistorio”. Un tripartito que en periodo electoral prometía unas cosas al pequeño comercio y a la hora de la realidad, su actitud ha sido bien diferente.

«Es una decepción enorme y no es la política que nos ofrecieron antes de las elecciones. Estamos molestos, dolidos e indignados porque el Ayuntamiento no ha tenido en cuenta al pequeño comercio para su potenciación y mejora».

Desde las filas del principal partido de la oposición municipal, su portavoz, Mercedes Celeste (PP), en la misma línea que los comerciantes, critica que después de cuatro años de gobierno, sabiendo que la concesión de los aparcamientos y de las galerías llegaba a su fin, «no hicieran nada».

«Sólo se preocuparon por recepcionar los aparcamientos, presuntamente por los jugosos ingresos que proporcionan cada día a las arcas municipales. Pero de los comerciantes nadie se preocupó y dos años después tenemos una infraestructura abandonada y degradada en pleno corazón de la ciudad».

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