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Carlota Vicente, primera alguacililla de la plaza de toros de Zaragoza: «Me respetan igual que a un hombre»

El coso de la Misericordia se inauguró el 8 de octubre de 1764

Carlota Vicente tiene 20 años y estudia la carrera universitaria de Veterinaria

Después de tres siglos de su inauguración, el coso de toros de la Misericordia de Zaragoza, cuenta con una alguacililla. Carlota Vicente se ha convertido en la primera mujer alguacililla de su historia. A sus veinte años, esta jinete ocupa el puesto número uno en el ranking de mujeres alguacilillas de España por su juventud, al ser la más joven en una plaza de primera.

OKDIARIO entrevista a esta imponente mujer, que está en su cuarto año de carrera de Veterinaria, en el callejón de la plaza, al terminar uno de los festejos de la Feria del Pilar para conocer más de cerca las funciones en el ruedo de esta legendaria institución.

La alguacililla de la plaza de toros de Zaragoza

El primer día que Carlota Vicente debutó como alguacililla en la plaza de toros de la Misericordia de Zaragoza, no lo olvidará jamás. Sus pendientes dorados y su larga trenza castaña, mandaban un mensaje inequívoco a los tendidos. Estaba abriendo plaza una mujer, ataviada con el traje clásico de esta institución, jubón, golilla y un penacho bien enhiesto de plumas carmesíes y gualdas, como los colores que lucen las banderas de Aragón y de España.

Sobre un caballo mulato, esta joven mujer formaba parte de la historia de la tauromaquia. Y hay que reconocer, que lo hizo con buen pie, algo con mucho valor en los difíciles terrenos del albero, la suerte. Sí, Carlota Vicente tiene suerte. Algo que reconoce cuando se le pregunta por las dos orejas que entregó al maestro Enrique Ponce en la corrida de despedida de la afición zaragozana: «Fue un honor estrenarme así. En un día también histórico. Tengo mis supersticiones, como todos, pero, sobretodo, como creyente, me santiguo antes de abrir plaza».

«Me respetan igual que a un hombre»

«Esta plaza es la de mi ciudad, y siento un gran orgullo por poder ser la primera mujer alguacililla de su historia. No me lo podía imaginar», relata. «Es una responsabilidad, también. El anterior alguacilillo dejó el listón muy alto, y ha sido muy generoso conmigo. Me ha dejado su vestimenta, para que la lleve yo».

Carlota Vicente, despejando plaza en la Misericordia.

En ese sentido, Carlota Vicente habla claro de la relación entre los hombres de luces y el resto de las cuadrillas en el callejón: «Yo no siento que me traten diferente por ser mujer. Siento el mismo respeto que tienen a un hombre».

Las funciones del alguacilillo

La institución de alguacilillo tiene su origen en las antiguas plazas públicas. Su labor de despeje de plaza era fundamental para dejar el ruedo listo y disponible para que los caballeros y, posteriormente, los toreros, pudieran hacer el paseíllo para que diera comienzo el espectáculo.

En ese sentido, el alguacilillo todavía preserva el rango de autoridad en la plaza, puesto que es la representación del presidente en el ruedo. Entre sus funciones, está la de mantener el orden en el callejón y preservar la neutralidad debida a este espacio. Esta es una de las razones por las que en el callejón no se piden orejas.

Carlota Vicente y Paula Ciordia en la puerta de toriles.

«Lo primero que hacemos, además de abrir plaza, es entregar la llave de toriles al torilero. Para ello, la autoridad nos la da previamente a nosotros, y en el momento en que se la hacemos llegar al torilero, se da simbólicamente por comenzada la corrida», explica.

«También tenemos que comprobar que todo el mundo está en su sitio, que nadie que no esté autorizado deambule. Por ejemplo, como Zaragoza es una plaza de primera, los capotes no se pueden levantar encima de las tablas, en otras se puede. Son muchas de las cosas que tenemos que estar pendientes durante toda la corrida», señala.

Los bulos sobre el estado del toro

Carlota Vicente es una gran amante de la fiesta de los toros. Como estudiante de Veterinaria, desmiente los bulos sobre el estado de los toros para salir al ruedo, Carlota Vicente comparte que ha llegado a escuchar «que se le metía aceite en los ojos para dejarlos ciegos… Unas barbaridades que demuestra que mucha gente no tiene ni idea».

Como futura profesional, reivindica la labor de los veterinarios en el mundo del toro: «Mucha gente piensa que esto es contradictorio, pero en absoluto. Justamente, porque estudio veterinaria, soy taurina. Para mí es muy importante el cuidado que lleva el toro en todo el proceso».