Este miércoles, la gastronomía madrileña dice adiós a una leyenda: Alfredo Gradus. Quizá ese nombre no le suene, pero si le digo Alfredo’s Barbacoa puede que sea un gran fan de la que es considerada una de las mejores hamburguesas de la capital española. Gradus, un carismático neoyorquino que llegó a España en los años 60, ha fallecido a los 74 años de edad dejando un gran legado a los madrileños: una demostración de cómo tiene que ser una verdadera hamburguesa. Sus auténticas hamburguesas americanas, sin trampa ni cartón, se convirtieron rápidamente en un reclamo, llegando a convertirse en la comida favorita de muchos madrileños.
El americano llegó a Madrid en los años 60 cuando fue destinado por el ejército norteamericano a la base de Torrejón de Ardoz. En el ejército aprendió el secreto de una verdadera salsa barbacoa y de su familia heredó la maña en la cocina. Su familia regentaba un modesto restaurante en el famoso barrio neoyorquino del Bronx.
Su amor por Madrid le llevó a abandonar el ejército y a instalarse en esa ciudad donde con los años terminaría construyendo un imperio en torno a la hamburguesa. El primer local lo abrió en el barrio Salamanca en 1981, un espacio que se ha convertido en la enseña de su marca. Ahora, 40 años después, Alfredo’s Barbacoa cuenta con varios locales en la capital que están gestionados por sus hijas y sus nietos. Hace unos años el propio Alfredo tuvo que dejar de encargarse de los restaurantes por su delicado estado de salud.
El secreto de su éxito radica, sin duda, en la calidad de su plato estrella, pero también en la estética motera de sus locales que traslada a sus comensales a la América profunda de la ruta 66, los moteles de carretera o los desiertos de Utah. Innumerables menciones y premios recibió gracias a lo que muchos consideran «las mejores hamburguesas de Madrid». Además, la dedicación y entrega total de Alfredo Gradus era palpable en sus locales.
Aunque las hamburguesas son la joya de la corona de Alfredo’s Barbacoa, no es el único plato que ha conquistado los paladares más exigentes, como la ensalada de col o el chili con carne. La mayoría de las recetas que se ofertan en su carta son originales, inspiradas en la gastronomía americana. También se hicieron conocidos sus postres, todos ellos de elaboración propia con recetas de EEUU adaptadas por Ana María, la mujer del fallecido Alfredo.