Descubren un gen clave en la reparación del corazón tras un infarto
Los glucocorticoides actúan como un freno importante en la capacidad regenerativa cardiaca
Un equipo de investigación internacional dirigido por académicos de la Universidad de Bolonia (Italia) ha identificado, en un estudio publicado en la revista «Nature Cardiovascular Research», un gen clave en la reparación del daño al corazón después de un ataque al corazón.
En concreto, el trabajo muestra que la incapacidad del músculo cardiaco para regenerarse después de un ataque cardíaco se debe, al menos en parte, a una clase de hormonas esteroides, los glucocorticoides, que empujan a las células del músculo cardíaco a madurar después del nacimiento y, mientras, bloquean su proliferación.
«Nuestros resultados muestran que los glucocorticoides actúan como un freno importante en la capacidad regenerativa cardiaca: su inhibición mostró resultados prometedores en la reparación del tejido cardíaco dañado. Este es un descubrimiento particularmente relevante, que en el futuro podría conducir a tratamientos efectivos para mejorar la condición cardiaca de los pacientes con infarto», ha explicado la coordinadora del estudio, Gabriele D’Uva.
La falta de capacidad de regeneración del tejido cardíaco es una constante desde el nacimiento como resultado de los rápidos e importantes cambios que sufre el sistema respiratorio y vascular del recién nacido para permitir la transición de la vida intrauterina a la extrauterina. Específicamente, en el corazón neonatal, las células del músculo cardíaco pierden la capacidad de replicarse y continúan creciendo en tamaño.
Renovación muy baja del tejido
«A diferencia de la mayoría de los tejidos de nuestro cuerpo, que se renuevan a lo largo de la vida, la renovación del tejido cardíaco en la edad adulta es extremadamente baja, casi inexistente. Esto es consecuencia tanto de la bajísima tasa de proliferación de las células del músculo cardíaco como de la ausencia de una población significativa de células madre en este tejido. Por lo tanto, el daño grave al corazón, inducido por ejemplo por un infarto de miocardio, es permanente», han argumentado los investigadores.
Para encontrar una forma de revertir esta incapacidad regenerativa del corazón, los científicos se centraron en los glucocorticoides, una clase de hormonas que desempeñan un papel importante en el desarrollo, metabolismo y mantenimiento de la homeostasis, así como en el manejo de situaciones estresantes.
En la preparación para el nacimiento, se sabe que los glucocorticoides inducen la maduración pulmonar. Los investigadores, sin embargo, se dieron cuenta de que la exposición de las células del músculo cardíaco neonatal a estas hormonas inducía a las células a perder su capacidad proliferativa.
En consecuencia, analizaron el tejido cardiaco durante la primera semana de vida posnatal y encontraron un aumento en la cantidad del receptor de glucocorticoides (GR), lo que sugiere que la actividad de los glucocorticoides aumenta en el periodo posnatal inmediato.
Hipótesis
Ante este escenario, los expertos plantearon la hipótesis de que los glucocorticoides pueden ser responsables de la maduración de las células del músculo cardíaco, en detrimento de su capacidad replicativa y regenerativa. Una idea que se ha demostrado en un modelo animal a través de sofisticadas técnicas de biología molecular.
En concreto, la eliminación del receptor GR dio como resultado una diferenciación reducida de las células del músculo cardíaco, es decir, su permanencia en un estado inmaduro, lo que aumentó la división en nuevas células cardíacas.
«Se ha demostrado que la eliminación del receptor de glucocorticoides aumenta la capacidad de replicación de las células del músculo cardíaco después de un infarto de miocardio, promoviendo un proceso de regeneración del corazón en unas pocas semanas. También se han obtenido resultados similares mediante la administración de un fármaco inhibidor del receptor GR ya aprobado para uso clínico en humanos», han zanjado los científicos.
El equipo de investigación ahora tiene como objetivo probar los posibles efectos sinérgicos con otros estímulos proregenerativos para idear estrategias más efectivas para la regeneración del corazón, un resultado que podría ayudar a millones de pacientes en todo el mundo.
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