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Adisex, la terapia online, grupal y gratuita frente a la adicción a cibersexo

El proyecto Adisex, de la Universitat Jaume I de Castellón, ofrece tratamiento online gratuito y en grupo a personas con adicción al cibersexo al que se accede desde cualquier parte del mundo y cuya utilidad se ha probado ya para superar un problema que va en aumento, especialmente desde la pandemia.

Así lo ha explicado el catedrático y coordinador del Grupo de Investigación de Promoción de la Salud Sexual (Salusex), Rafael Ballester, que codirige esta iniciativa junto a Mª Dolores Gil Llario, catedrática de Psicología en la Universidad de Valencia.

Ballester detalla que el germen de esta iniciativa surge de un estudio nacional sobre cibersexo realizado por su equipo, que llegó a cerca de 10.000 personas y que tuvo especial interés al evaluar a personas de los 16 a los 85 años, un espectro de edad mucho más amplio que en estudios anteriores.

Se creó la plataforma adiccionalsexo.uji.es, la primera en el ámbito hispano para la evaluación y tratamiento de la adicción al cibersexo. Una web que, explica, ya resulta de utilidad incluso para conocer, mediante un cuestionario, si un consumo de este tipo de sexo es problemático o no.

UN PROBLEMA ESTIGMATIZADO

Esta plataforma se mostró muy útil ya que la adicción al cibersexo es un problema estigmatizado, «da vergüenza» reconocer algo así, y al ser online se pierde ese tabú.

Tras los resultados del estudio se instauró un programa de tratamiento individual de la adicción de manera online, que es pionero pues está al alcance de cualquier persona del mundo de habla hispana. «Conseguimos con él índices de curación muy altos, que seguían además un año después», explica el profesor.

Este programa se desarrolló durante varios años y con la llegada de la pandemia se incrementó aún más el aumento de consumo de sexo online, por las restricciones del confinamiento, y «empezamos entonces a tener una mayor presión asistencial».

Al ser Salusex el único grupo especializado en este problema, «empezamos a tener tanta demanda que no la podíamos asumir». Por ello se plantearon una innovación más: darle formato grupal.

De esta forma, «podemos atender a más pacientes» y además «tiene otro impacto positivo como es que encuentras a otras personas con un problema estigmatizado como el tuyo» y comprendes que tu adicción «no es peor que otras adicciones como a las compras, internet o al tabaco».

El grupo de pacientes se constituye como un entorno de apoyo, algo que ya se ha comprobado con el primer grupo que ya ha recibido el tratamiento.

Partiendo de la vocación de servicio público de Salusex, esta experiencia gratuita se ha comprobado que tiene niveles de eficacia más altos.

Las personas interesadas en recibir tratamiento contactan con los expertos que, previa evaluación en profundidad, forman los grupos -de unas 7 u 8 personas- y luego «entrenamos el control de esos impulsos sexuales, además de analizar los problemas que hay en su origen».

EL PERFIL DEL USUARIO

Según explica Ballester, catedrático en el área de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universitat Jaume I de Castellón, «se dan perfiles desde personas con otras adicciones o adicción al sexo en general, adicción a internet o haber sido víctima de abusos sexuales». Las consecuencias van desde sufrir chantajes, ser infiel de manera compulsiva a las parejas o problemas legales.

El profesor ha señalado que se ha producido un incremento en la prevalencia de adicción al cibersexo, que suele darse ya en personas jóvenes y ha especificado que la adolescencia es la edad en que suele comenzar un uso más compulsivo de algunas actividades sexuales online.

Hace unos años, indica al respecto, «el 25% de las personas tenían un perfil de riesgo, y ahora esa cifra se sitúa en torno al 35%».

Además, el consumo de pornografía «se produce cada vez más temprano». Antes era a partir de los 14 años y ahora cada vez más niños, de incluso 8 años, ya están consumiendo» y esto es un problema ya que «el consumo muy temprano de pornografía, sin tener educación sexual ni madurativa es muy preocupante debido a que esos niños piensan que eso que ven es lo normal y lo saludable».

EL ORIGEN DE OTROS PROBLEMAS

En este sentido, Ballester ha expresado la preocupación de su grupo de investigación de que este cambio importante en la edad de inicio del consumo de la pornografía «pueda estar relacionado con que haya más delitos y agresiones sexuales perpetrados por menores».

Además de otras muchas consecuencias, como la no búsqueda del consentimiento sexual de la pareja, el aumento de la prevalencia de disfunciones sexuales, la realización de prácticas sexuales de riesgo o la extensión de complejos sexuales, mitos y prejuicios no basados en la realidad.

Por ello reclama con urgencia «una educación sexual más temprana» para los menores, porque «ahora ya no es cuestión de si se les debe dar o no, es que si no lo hacemos la buscarán en la pornografía y tendrán una educación sexual que no es la más recomendable».

Cualquier persona que crea que pueda tener un problema con el cibersexo puede buscar atención gratuita escribiendo al correo salusex@uji.es.