El transfuguismo de Fernández Vara
No me refiero a cuando Guillermo Fernández Vara se pasó de Alianza Popular (AP) al PSOE de Ibarra, aunque es necesaria una pequeña mención a ese pasaje para poner en antecedentes al personaje. Fernández Vara es hijo de un juez del Supremo y de una terrateniente, ambos ultraconservadores y muy cercanos al franquismo. Estuvo desde los 8 hasta los 16 años internado en el elitista colegio de los jesuitas de Villafranca de los Barros, el pueblo del abuelo paterno de Pablo Iglesias. E hizo amistad con Antonio Hernández Mancha, quien llegaría a ser presidente de Alianza Popular tan sólo diez años después de convencer a Guillermo para que se afiliara a las Nuevas Generaciones de AP. La foto de su carnet de Alianza Popular posiblemente la hayáis visto todos.
De AP Guillermo pasó al PSOE de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, de quien era vecino en una pedanía de apenas 20 habitantes llamada Santo Domingo de Olivenza. Ibarra lo hizo primero director general, más tarde consejero y finalmente su delfín y heredero a la Presidencia de la Junta de Extremadura. Cuando en 2016, hace menos de dos años, la Ejecutiva del PSOE le plantó cara a Sánchez, Vara fue uno de sus mayores opositores, siempre de la mano de Susana Díaz. La hemeroteca está plagada de declaraciones de Vara exigiéndole a Pedro Sánchez que se abstuviera para permitir la investidura de Rajoy, calificando de gran error que Sánchez tratara de ser investido. «Si se pacta con los independentistas, probablemente me iría —del PSOE— detrás de Ibarra», dijo Vara en septiembre de 2016. «No puedo sentarme a gobernar en la misma mesa de los que quieren romper España», añadió en la misma entrevista.
Pero todo cambió cuando hace un año Pedro Sánchez fue elegido secretario general del PSOE en unas primarias frente a Patxi López y Susana Díaz, a la que apoyaba Vara. De nuevo Guillermo se vio obligado a cambiar de chaqueta y apenas tardó un mes en convertirse en el principal defensor de Sánchez. Al igual que Pablo de Tarso se convirtió cuando se cayó del caballo, Fernández Vara se hizo pedrista el mismo día que Pedro Sánchez, tras ganar las primarias también en Extremadura, presentó a una candidata que le disputaba en su nombre la secretaría general a Vara en Extremadura. Vara se convirtió y la candidata pedrista, Leonor Martínez Pereda, retiró su candidatura, a cambio del bien pagado puesto de gerente del Instituto de Consumo de Extremadura. Y ya puestos a demostrar agradecimiento, la Diputación de Badajoz, controlada por el PSOE extremeño, controlado por Vara, creó un puesto de coordinador para el hermano de Pedro Sánchez, ¡que no se diga que no es agradecido!
Así las cosas, a nadie le pudo extrañar que cuando el viernes pasado Pedro Sánchez consiguió el apoyo de los independentistas catalanes, de los traidores del PNV, de los populistas de Podemos y de los amigos de los etarras de Bildu, para echar al PP de la Moncloa, en la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados se encontrara un satisfecho Guillermo Fernández Vara. El Fernández Vara de Alianza Popular, el de Rodríguez Ibarra, el de Susana Díaz y el de Pedro Sánchez. El que toda la vida se ha ido cambiando de chaqueta sin ningún pudor cuantas veces ha necesitado para conseguir el poder. Pero haría bien Pedro Sánchez en no perderlo de vista, quienes conocen a Vara saben que de él nunca puede esperarse ni una mala palabra ni una buena acción y Sánchez ya es el principal candidato para convertirse en el siguiente a quien el tránsfuga Fernández Vara traicionará.
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