Roures y Cacho criminalizan a OKDIARIO por entrevistar a Delgado
He visto demasiado en esta cainita profesión de periodistas, pero lo sucedido ayer colma el vaso de las iniquidades: el juguete mediático de Roures criminalizando a OKDIARIO por realizar una entrevista a la fiscal del Estado, Dolores Delgado. Uno de los paparazzis del diario podemita, donde Monedero disfruta de un púlpito para sus cínicos y populistas sermones, nos grababa a Eduardo Inda y a mí en pleno y libre ejercicio profesional, en una entrevista con la fiscal general.
La entrevista se publica hoy, con luz y taquígrafos, en estas mismas páginas. Algo tan sencillo y simple que todos los días ejercitan cientos de periodistas en España y que no son espiados por reporteros de la escuela del ya extinto “Aquí hay Tomate”. Público, que ya inventó el estilo periodístico de la “cloacología”, ahora registra en patentes y marcas un nuevo género informativo: el del espionaje a los periodistas que realizan su trabajo en libertad. Espero que, al menos tras haber leído la entrevista, tenga la decencia de informar a sus lectores del motivo de la cita.
Y, en estas que Roures lanza la súper exclusiva periodística de dos periodistas caminando por las calles del centro de Madrid, después de cumplir satisfactoriamente con su trabajo, llega Jesús Cacho -el editor de Vozpópuli- y se convierte en el mamporrero del multimillonario trotskista. El otrora luchador de la libertad de expresión se convierte en palangana del multimedia independentista en una manifiesta intromisión al derecho a la información de OKDIARIO.
Ver para creer. El gran Cacho a cachos, dando bombo a las mentiras de Público. Voy a retirar de mi biblioteca su excelente libro ‘El negocio de la libertad’, cubierto de polvo. Espero que se deje de conspiraciones fantasmagóricas y también rectifique e informe de la entrevista a Dolores Delgado. El titular de Vozpópuli es igual de fantasioso: “Cazan a la fiscal Delgado tras reunirse con Inda antes de la excarcelación de Villarejo”. Así comenzaron las guerras Púnicas.
El diario de Roures, tan acostumbrado al nuevo estilo periodístico de la “cloacología”, convierte de manera saducea una entrevista de crónica judicial en un escándalo. Lean también su titular: “La fiscal general se cita con la cúpula de ‘Okdiario’ mientras Villarejo sale de prisión”. ¿Se cita? Obvio. Si quedamos en realizar una entrevista habrá que propiciar un encuentro físico. ¿La cúpula? Hombre, para que exista una entrevista se necesitan un protagonista y unos profesionales del periodismo. Se daba la circunstancia de que Eduardo y yo estábamos allí para cumplir libremente con nuestro trabajo. A no ser que Roures -tan listo para los sucios negocios- haya inventado también la quinta dimensión del periodismo y se comunique ectoplásmicamente con sus interlocutores. Suelto ese palabro, aunque chirríe el diccionario de la RAE. Y ¿mientras Villarejo sale de prisión? De aurora boreal. Tanto que nos había costado fijar una cita para la entrevista por la intensa agenda de Dolores Delgado, para que llegue ahora Público y nos acuse de hacer coincidir el encuentro con la salida del comisario de la cárcel de Estremera. Un verdadero trabajo de alquimia porque ni el más listo del lugar sabía que estaba prevista la excarcelación de Villarejo.
Profetas de la actualidad
Delgado, a quien su cargo le obliga a trabajar doce horas al día porque en este país todo se judicializa, cerró la cita hace semanas, cuando ni por asomo se sabía que Villarejo iba a salir de prisión, que el Rey emérito iba a regularizar su situación con Hacienda, que las infantas y Sanz Roldán se vacunaban en Abu Dabi o que el Barça eliminaba al Sevilla en la semifinal de la Copa del Rey tras empatar en el minuto 93 del partido.
Pero los “cloacólogos” de Roures ven fantasmas enlodados por todas partes sin mirarse al espejo. Son los ‘number one’ de la basura. Basta recordar que su propietario Roures es el único editor español de la historia que se ha visto obligado a pagar en EEUU una multa de más de 20 millones por el conocido como Caso Fifagate. Se trata de aquel convoluto en el que Mediapro, la productora del millonario podemita, sobornaba a directivos de la FIFA para obtener los derechos del Mundial de Fútbol. El caso sigue abierto y afecta a varios miembros de la cúpula de la productora catalana.
Y, entre tanto, la ex directora de Público, que debería preocuparse más de los contratos de Manuela Carmena, vomita la inmundicia de su medio en un tuit con poca gracia: “Vaya, vaya”. La verdad es que, si eso es lo único que tiene que decir, lo mejor es que hubiera permanecido callada. Aunque lo mismo no da para más.
Uno que lleva en esto muchos -muchísimos- años y se ha enfrentado a situaciones extremas jamás había visto algo similar en este país llamado España: periodistas vigilando y espiando a otros periodistas como en los regímenes comunistas que tanto les gusta a Roures. Pero siempre con una cuenta millonaria en el banco.
Y como estrambote a todo este desaguisado: la iniciativa maledicente en las redes, promovida por periodistas resentidos y furibundos, que se fijan en la mascarilla de Dolores Delgado para lanzar bulos e invectivas. Queridísimos compañeros de profesión: yo suelo utilizar dos tipos de mascarillas que me coloco una encima de la otra. Debajo suelo utilizar una FFP2 de color blanco y la suelo cubrir con una lavable de color negro. Según donde me encuentro, me quito una u otra y las utilizo indistintamente sin darme cuenta. ¿Para tanto da el color de una mascarilla? ¿Es ese el nuevo periodismo que seduce a los nuevos periodistas? ¿El color de una u otra mascarilla para provocar una crisis nacional?
Claro, a muchos les ha cogido con el paso cambiado que la fiscal general haya concedido una entrevista a OKDIARIO -el tercer digital de España sin hermano de papel- fuera de sectarismos o ideas preconcebidas. A un diario que se ha mostrado crítico con muchas de sus decisiones y del Gobierno que la nombró. El sarpullido escuece. Quien estaba acostumbrado a ser el periódico de cabecera del régimen de turno y recibía las exclusivas con motorista desde La Moncloa o de cualquier ministerio -y eso lo he visto yo con los papeles del CESID- le cuesta entender que los altos cargos del Estado deben estar abiertos a todos los medios. A eso se llama transparencia y libertad de prensa. Y algunos tendrán que acostumbrarse.
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