Opinión

¿Quo vadis?, vicealcaldesa

A Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, puede pasarle lo que le ocurrió a su entonces compañero Ignacio Aguado, que desde la vicepresidencia de la Comunidad intentó hacerle la cama a Isabel Díaz Ayuso con el resultado que ya todos conocen: tuvo que abandonar la vida política. Villacís, de un tiempo a esta parte, da muestras de un nerviosismo clarificador: no encuentra el rumbo y quiere asegurarse su futuro político bajo el sol que más calienta, sin reparar en que maniobrando a diestra y siniestra lo único que está consiguiendo es cavar su tumba política. Después de que en enero de 2021 alentara una revuelta contra el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, en forma de simulacro de moción de censura (lo negará mil veces), Villacís, una vez comprobada la suerte que corrió su partido en las elecciones del 4M ,viró no se sabe adónde. De aquí para allá, tratando de buscar asiento, pero sin suerte.

Como no logró su propósito ha reunido a los suyos y les ha pedido ahora que sean contundentes en la labor de oposición al alcalde, porque hacer seguidismo de Almeida sólo les conduce -dice- al abismo. En el abismo están, pero Begoña Villacís no quiere darse cuenta y está dispuesta a aunar fuerzas con el PSOE para no se sabe qué. Porque si su propósito es el mismo que el de su entonces compañero Ignacio Aguado, ya sabe lo que le espera. El problema de la vicealcaldesa es que quiere figurar y no admite que su margen de maniobra corre en paralelo al margen de maniobra de Cs, un partido en vías de extinción que se suicidó políticamente por jugar a ser el tonto útil del socialismo. Begoña Villacís contempla su horizonte político con manifiesta intranquilidad. No es para menos, pero haría bien en serenarse y no urdir extrañas maniobras que están condenadas al fracaso. ¿Quo vadis?, vicealcaldesa