El mercado de trabajo se resiente
Vengo advirtiéndolo desde hace tiempo: aunque todavía los datos del mercado laboral muestren crecimiento en el número de ocupados y un descenso en el de parados, el mercado de trabajo se está resintiendo, fruto de la desaceleración de la actividad económica. Ya lo vimos en el mes de junio con el dato de paro registrado, continuamos observándolo en la EPA del segundo trimestre, y ahora se verifica, una vez más, tanto con los datos de empleo equivalente del avance del PIB del segundo trimestre del año, como con los datos de paro y afiliación del mes de julio.
Dichos datos, pese a la temporada en la que se registran, que es siempre buena para el mercado de trabajo, ponen de manifiesto que el empleo se desacelera y que la disminución de paro empequeñece. Es más, si eliminamos el efecto de la temporada –contrataciones de Semana Santa para el segundo trimestre y para todos el inicio de la contratación de verano– el paro desestacionalizado aumenta.
Nos encontramos, aun sin desestacionalizar, con el peor dato de paro de un mes de junio desde 2009, con el peor dato de afiliación de un mes de junio desde 2016, con el peor dato de paro de un mes de julio desde 2008 y con el peor dato de afiliación de un mes de julio desde 2012. Es decir, conforme avanzan los meses, hay que retrotraerse más años atrás en el calendario para encontrar un dato peor que los registrados en 2019. La contratación, a su vez, cada vez es de menor calidad: por sexto mes consecutivo, en julio, cae la contratación indefinida. Si hace un año crecía un 25%, ahora cae casi un 3%, en una senda que acumula, como digo, medio año de deterioro de las condiciones de contratación en el mercado de trabajo.
Por su parte, el dato de empleo equivalente a tiempo completo que se desprende del avance del PIB tampoco es halagüeño: disminuye desde 0,74% hasta 0,42% de crecimiento trimestral, en clara desaceleración. El empleo siempre es un indicador retrasado, de manera que su mejoría o deterioro tarda en producirse algo más que dichos cambios en la actividad económica. Sin embargo, estamos viendo que dicha desaceleración ya está llegando al empleo de manera clara, que muestra que la ralentización económica es más importante de lo que podría esperarse. Señales de alerta que llevan ya meses apareciendo y que no hay que obviar, sino acometer las reformas necesarias para enderezar la situación.
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