Dos años del vertido de pélets en Galicia: lo que se está haciendo para evitar más derrames

Nuestros mares y océanos están llenos de plásticos y microplásticos. Buena parte de esta contaminación procede de la inadecuada gestión de los residuos, pero también hay otras causas, como puso de manifiesto el vertido de pélets que hace dos años contaminó buena parte de la costa gallega y de otros lugares del norte del país, y también de Portugal.

Todo comenzó la madrugada del 8 de diciembre de 2023, cuando el buque mercante Toconao, de bandera liberiana, perdió seis contenedores frente a las costas portuguesas. Uno de esos contenedores transportaba 1.050 sacos de dichos pélets de plástico, un tipo de polímero de tamaño inferior a 5 milímetros que se emplea para la fabricación de multitud de productos.

El accidente provocó la liberación de más de 26 toneladas de microplásticos que, en cuestión de pocos días, empezaron a llegar a las playas de Galicia, afectando a toda la costa gallega, desde las Rías Baixas hasta la Costa da Morte y las Rías Altas, y alcanzando también varias playas asturianas.

Más de 100 años en degradarse

Dos años después, todavía siguen apareciendo pélets en las playas gallegas, como se ha documentado recientemente en la playa de Ber, en Pontedeume (La Coruña). Esta situación evidencia que no será fácil eliminar completamente dichos residuos del medio marino, principalmente porque los pellets plásticos tardan unos 100 años en degradarse, según el CSIC.

Otro de los problemas es que estos pequeños gránulos pueden llegar a afectar a multitud de especies marinas. Entre otras cosas, porque aves y peces los confunden fácilmente con alimentos. Al ser ingeridos, los pélets provocan obstrucciones gastrointestinales capaces de causar la muerte del animal.

Por otro lado, los pélets absorben metales y tóxicos disueltos en el agua (mercurio, cadmio, plomo, hidrocarburos, etc.), intensificando aún más su peligro cuando son incorporados a la cadena trófica.

Fiscalía de Medio Ambiente

El impacto del vertido también tuvo consecuencias jurídicas. La Fiscalía de Medio Ambiente abrió diligencias investigadoras en enero de 2024 tras detectar indicios de toxicidad en las muestras de pélets.

Pero en agosto del pasado año, Antonio Vercher, por aquel entonces fiscal jefe de Medio Ambiente, afirmó que el vertido «tenía muy poca entidad» y que los informes sobre la peligrosidad de estos microplásticos son contradictorios, por lo que señaló que la investigación acabará siendo archivada, aunque a día de hoy no se ha producido un archivo formal.

Noia

Paralelamente, el Juzgado de Instrucción de Noia (La Coruña) también abrió diligencias por un posible delito ambiental en enero de 2024, y organizaciones ambientales como Ecologistas en Acción presentaron denuncias penales contra la naviera responsable del Toconao.

Los ecologistas reclaman una fianza de 10 millones de euros a la compañia responsable para costear la restauración del ecosistema afectado. La causa sigue abierta, en fase de instrucción, y no ha sido archivada ni resuelta.

Por otro lado, el Gobierno central ha reclamado a la armadora del buque los gastos derivados de la limpieza del vertido. La Xunta estima que el dispositivo desplegado en las playas gallegas supuso un coste superior a 2,3 millones de euros, cantidad a la que habría que sumar los gastos asumidos por el Estado —Salvamento Marítimo y MITECO—, cuya cuantificación está todavía en proceso y elevará la cifra final.

Nueva normativa

El pasado 23 de octubre, el Parlamento Europeo aprobó la nueva normativa para prevenir vertidos de pélets como el de hace dos años. Originalmente no estaba prevista la inclusión del sector marítimo en dicha regulación, pero España presionó, aludiendo precisamente al accidente de Galicia, para que fuese incorporado en el texto.

Cuando comiencen a aplicarse —tendrán que pasar dos años desde su entrada en vigor, y tres años en el caso del transporte marítimo—, las normas afectarán a todos los operadores que manipulen más de cinco toneladas de pélets de plástico en la UE, a los que se exigirá que adopten medidas específicas para evitar pérdidas.

La normativa también será aplicable a todos los transportistas de la UE y de fuera de la UE que utilicen carreteras, ferrocarriles o vías navegables interiores, así como a los operadores marítimos que salgan o hagan escala en un puerto de un país de la UE. Los operadores económicos también tendrán que establecer y aplicar un plan de gestión de riesgos para cada instalación que manipule gránulos de plástico.

Transporte marítimo

En lo que respecta al transporte marítimo, se deberá garantizar que los pélets de plástico transportados por mar estén embalados en envases de buena calidad, lo suficientemente resistentes y debidamente cerrados para soportar las condiciones normales de transporte, y que vayan acompañados de información clara sobre la carga y de instrucciones especiales de estiba.

En caso de que se produzcan pérdidas fortuitas o accidentales, los operadores económicos y los transportistas estarán obligados a informar inmediatamente a los servicios de emergencia, y también deberán tomar todas las medidas posibles para minimizar las consecuencias y prevenir nuevos incidentes.