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Máxima de Holanda celebra diez años convertida en reina consorte. Fue el 30 de abril de 2013 cuando el hijo mayor de la princesa Beatriz de Holanda asumía la jefatura del Estado en una ceremonia solemne y marcada por un estricto protocolo, que suponía el comienzo de una nueva etapa para los Países Bajos. La hoy princesa Beatriz cumplía con una especie de tradición, la de abdicar, para dar una aire nuevo a la Corona y permitir que las generaciones venideras aportaran su propio impronta.
Máxima y Guillermo de Holanda en su Coronación. / Gtres
Y es que en Holanda, al igual que en otros países europeos, abdicar no es algo insólito, ni tiene connotaciones negativas. Quizás sería impensable en el caso de Harald de Noruega o de Margarita de Dinamarca. Mucho menos en el de la Reina Isabel, que estuvo al pie del cañón prácticamente hasta su último aliento, y se espera que su hijo, el actual rey Carlos haga exactamente lo mismo.
Sin embargo, a nadie le sorprendió cuando en enero de 2013 la reina Beatriz dijo que abdicaba en favor de su hijo. Fue el primero de tres relevos generacionales que se produjeron de una manera prácticamente seguida, primero Holanda, después Bélgica y, un año más tarde, España.
Los Reyes de Holanda y sus hijas en el Día del Rey. / Gtres
Aunque desde que se conoció el romance entre el entonces príncipe Guillermo de Holanda y la argentina Máxima Zorreguieta todos los ojos y la atención se pusieron en ella, a partir de la abdicación de la reina Beatriz mucho más. El papel de Máxima no ha cambiado en exceso en estos diez años, tampoco su aplomo, naturalidad y seguridad, dado que el protagonista es, en realidad, su marido, el jefe del Estado. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la Reina ha dado un pequeño paso atrás en favor de sus hijas, sobre todo, de la mayor, la princesa Amalia. A sus casi 20 años y, aunque todavía no tiene agenda propia como tal, ella encarna el futuro de la monarquía y es la heredera directa del legado de su padre y de su abuela.
Máxima de Holanda y su esposo Guillermo en Bratislava. / Gtres
Este digital ha podido hablar con uno de los periodistas que mejor conoce la trayectoria de la Familia Real de Holanda y que sigue día tras día sus pasos. Se trata de Rick Evers, autor además de una biografía sobre la reina Máxima que se publicó el pasado año, coincidiendo con el 50 cumpleaños de la esposa del rey Guillermo.
El experto comenta cómo para el monarca sí que fue un gran cambio el paso de príncipe a Rey: «Para su esposo todo cambió hace diez años, porque tuvo que asumir nuevas funciones. Su nueva posición está delimitada en muchas leyes y en la Constitución. Para Máxima es diferente, porque su tarea principal es ayudar a la Corona y al Rey, en el trabajo por la monarquía», explica el especialista.
Máxima de Holanda y su esposo Guillermo en un viaje oficial. / Gtres
El periodista recalca que la Reina no ha tenido que hacer muchos cambios en su rutina: «Pudo mantener sus roles anteriores, como en Naciones Unidas, tal vez incluso ha podido hacer más cosas, y su trabajo tiene un impacto aún mayor al ser Reina», sostiene Rick Evers. El experto aclara que, desde esta nueva posición, la esposa del monarca tiene una mayor capacidad para hacer llamadas de atención sobre temas importantes, como la salud mental.
Aunque para muchos, asumir un papel como el de Máxima podría implicar tomar cierta distancia con respecto al resto, lo cierto es que en el caso de la argentina ha sido todo lo contrario: «Se podría pensar que el papel de Reina la haría menos accesible, pero es todo lo contrario», comenta el experto. Rick Evers considera que la argentina ha dado un aire renovado a la institución, ya que la princesa Beatriz era mucho más conservadora, en especial con los medios. «Guillermo y Máxima son muy conscientes de las posibilidades de comunicación de los medios, especialmente para que se preste atención a sus causas y a las personas con las que se reúnen», recalca.
Y es que, a pesar de las polémicas de los últimos años, en los que la imagen de la Corona se ha visto afectada por algunos comportamientos poco adecuados, lo cierto es que la simpatía arrolladora de la Reina y su naturalidad han sido la mejor arma para sobrevivir a las críticas y enmendar los errores del pasado.