Todo sobre la duquesa de Edimburgo, ‘confidente compartida’ de la Reina Isabel y Catalina Middleton

El Palacio de Buckingham ha hecho oficial una de las noticias más esperadas de los últimos tiempos. A través de un comunicado se ha confirmado que el príncipe Eduardo, que cumple este 10 de marzo 59 años, será, a partir de ahora, duque de Edimburgo. Un título que hereda de su padre, el príncipe Felipe, aunque haya sido creado de nuevo por el actual monarca.

Un movimiento con el que Carlos III cumple con los deseos de su difunta madre, la Reina Isabel, que acordó, junto con el príncipe Felipe, que este título iría a su hijo menor llegado el momento. Y es que en su boda con Sophie Rhys Jones, Eduardo recibió, por su expreso deseo, el título de conde de Wessex -en referencia a uno de los personajes de la película Shakespeare in Love-, aunque la intención de la Reina era otorgarle el de duque de Cambridge -que recibió años más tarde el príncipe Guillermo por su boda. No obstante, se llegó al compromiso de que Eduardo sería duque de Edimburgo cuando sus padres murieran y el nuevo Rey lo decidiera.

Sin embargo, en los últimos meses se había especulado mucho con la posibilidad de que Carlos hubiera pensado en este título para su nieta, la princesa Carlota. Aunque finalmente ha cumplido con la voluntad de sus padres, lo ha hecho con matices y deja la puerta abierta a que la hija de los príncipes de Gales sea, algún día, duquesa de Edimburgo. Y es que el monarca le ha otorgado el título a su hermano de manera vitalicia, esto es, que no pasará después a su hijo, que ahora es conde de Wessex y será también conde de Forfar -estos títulos sí pasarán a las próximas generaciones-. De esta manera, el rey Carlos garantiza que el título vuelva a la Corona a la muerte de su hermano y que el próximo rey -Guillermo-, pueda otorgárselo a la persona que considere.

Al margen de especulaciones, la realidad es que, a día de hoy, ‘La Firma’ se encuentra en un intenso proceso de cambios para reforzar su estructura. Un proceso en el que los nuevos duques de Edimburgo van a jugar un papel clave, como hasta ahora han hecho como grandes apoyos de la Reina Isabel.

Más allá del rol del príncipe Eduardo que, junto con la princesa Ana son dos de los baluartes fundamentales para el monarca al margen de la estructura principal de la Corona -esto es, el Rey, la reina consorte y los príncipes de Gales-, es importante detenerse en la nueva duquesa de Edimburgo. Sophie Rhys Jones, a la que muchos han comparado en el pasado con Diana de Gales por el parecido físico entre ambas, ha sido una de las mujeres más discretas de la Familia Real, con un peso específico en los últimos años.

Siempre desde un segundo plano, acorde a su papel, la actual duquesa de Edimburgo asume un título cuya predecesora no es otra que la Reina Isabel, como consorte del príncipe Felipe. Sin duda, para ella todo un honor, como ha quedado reflejado en el comunicado emitido por el Palacio de Buckingham. Sophie ha sido una de las personas que más cerca ha estado de la Reina Isabel en los últimos años de su vida, pero también tiene una estrecha relación con la princesa de Gales, de la que se ha dicho que ha llegado a ejercer de ‘estilista’ en la sombra.

Y es que, más allá de sus compromisos oficiales, centrados sobre todo en cuestiones humanitarias, educativas y relacionadas con el entorno de la infancia, la juventud y la mujer, la duquesa de Edimburgo ha experimentado una importante evolución a lo largo del tiempo y muchos dicen de ella que es una de las mujeres más elegantes de la Familia Real. Ahora tiene la oportunidad de brillar todavía más y de preservar el legado no solo del príncipe Felipe, sino de la propia Reina Isabel.