‘La familia de la tele’ muere como nació: con más ego que audiencia y falsas promesas
RTVE ha anunciado la cancelación de 'La familia de la tele'
'La familia de la tele' ha durado apenas seis semanas en la parilla
Por el momento, se desconce qué programa ocupara el lugar de 'La familia de la tele' en TVE


Se estrenó hace apenas seis semanas y ya ha llegado a su fin. La familia de la tele, ese programa que RTVE lanzó con grandes aspavientos prometiendo revolucionar las tardes de La 1 y devolvernos una versión «blanqueada» del espíritu Sálvame, más light, más acomodada para la pública, pero con el mismo morbo domesticado, no ha resistido ni un suspiro en pantalla. Cancelado oficialmente por sus pobres audiencias, el formato se despide dejando tras de sí una estela de decepción, críticas y una sensación general de despilfarro de dinero público que nadie puede justificar. Porque sí, esta es la historia de un proyecto que se creyó mucho más de lo que era y que navegó entre la soberbia y el descontrol, algo muy habitual en la televisión pública cuando se le intenta dar un barniz de espectáculo privado sin entender del todo las reglas del juego.
La gran campaña y el dinero que quemaron
Lo primero que llama la atención de este desastre anunciado fue la promoción, una auténtica campaña de relumbrón que se salió de lo habitual en RTVE. Un despliegue publicitario millonario, pagado con dinero público, que incluyó desde spots a todas horas hasta acciones en la calle, como aquel desfile de los protagonistas del programa por las inmediaciones de Prado del Rey, la sede histórica de RTVE en Madrid, una maniobra que pretendía convertir el estreno en un acontecimiento casi de alfombra roja. Con un programa que aún no había demostrado nada, se hizo un acto público con bombo y platillo, sacando a pasear a sus estrellas por el barrio para captar atención y generar ruido mediático.
Entre esas caras promocionadas con entusiasmo estaban nombres como Rocío Carrasco, Isa Pantoja, Cesc Escolà, Marta Verona o Alba Carrillo, si bien muchas de ellas ni estaban ni se las esperaba luego en plató. Carrasco, en concreto, fue presentada como uno de los grandes fichajes, una especie de baza mediática de alto impacto, pero no ha tenido presencia en pantalla, convirtiéndose en otro ejemplo del desajuste entre lo que se prometió con grandilocuencia y lo que finalmente se entregó.
Rocío Carrasco e Isa Pantoja en el desfile de ‘La Familia de la Tele’. (Foto: Gtres)
La cadena apostó fuerte, y no escatimó en gasto para vendernos que estábamos ante «el cambio definitivo» en las tardes, la alternativa pública que iba a plantar cara sin complejos a los pesos pesados de la televisión privada, con un formato que mezclaba familia, corazón y reality, todo aderezado con la dosis justa de polémica domesticada para no asustar a la audiencia tradicional de La 1. Pero, como suele pasar en estos casos, ni la campaña más cara ni la promoción más estruendosa pueden tapar lo que realmente importa: la conexión con el público. Ese público, fiel a sus hábitos, miró con recelo y distancia a La familia de la tele, y prefirió seguir apostando por opciones más consolidadas y menos artificiosas. El resultado fue un fracaso absoluto en audiencias, con cifras que pocos días alcanzaron los dos dígitos en share y se desplomaron entrega tras entrega. Así, lo que prometía ser un fenómeno se ha convertido ahora en una de las cancelaciones más rápidas y sonadas de la temporada, dejando un sabor amargo y una sensación de despilfarro que pocos en RTVE podrán defender.