‘La familia de la tele’ se rompe: Belén Esteban pide irse y prende la mecha del motín en directo
Belén Esteban ha verbalizado en directo que quiere marcharse de 'La familia de la tele'
'La familia de la tele' no ha encontrado un tono claro desde su estreno
La incomodidad creciente que se respira en 'La familia de la tele' nace del exterior


Por un momento, RTVE creyó que podía reescribir el manual del entretenimiento del corazón. Tomó lo más reconocible de Sálvame y Ni que fuéramos Shh, lo sazonó con sus rostros más conocidos, lo envolvió con una factura más sofisticada y lo tituló La familia de la tele. Pero, ironías del destino, el formato no ha traído unión, sino desbandada. Lo que iba a ser un homenaje a los viejos tiempos del espectáculo rosa se ha convertido en un experimento social sobre la frustración televisiva. La catarsis es tan fuerte que ya no se emite un programa: se retransmite un motín. Y los propios colaboradores son sus protagonistas involuntarios.
Desde su estreno, el programa no ha encontrado un tono claro. Es ¿Magazine? ¿Talk show? ¿Zapping nostálgico? El público no lo sabe, pero lo más grave: los propios colaboradores tampoco. Es un pastiche sin dirección, donde la tensión de lo impostado convive con un guion en coma. Los colaboradores llevan varios días emitiendo señales de incomodidad, pero este miércoles, 14 de mayo, la fractura ha sido total y explícita: Belén Esteban ha verbalizado en directo lo que el resto sólo susurraba en los pasillos: «No me gusta el formato. Me quiero ir, estoy amargada aquí». Y lo ha dicho con el tono de quien no está negociando una portada, sino su dignidad televisiva. Ese «no quiero estar aquí» ha sido más que una frase. Ha sido una declaración de guerra al programa que pretendía revivirla. Y tras ella, el efecto dominó.
Belén Esteban en ‘La familia de la tele’. (Foto: Gtres)
El agujero negro de la audiencia
La incomodidad creciente que se respira en La familia de la tele no nace sólo del formato confuso o la dinámica interna del equipo, sino también del exterior. El desplome de audiencia y las críticas demoledoras han sido el caldo de cultivo perfecto para una tormenta emocional que se ha instalado -y emitido- en directo. Desde su estreno, el programa ha sido un fracaso medible. Debutó con un modesto 7,5% de cuota y menos de 800.000 espectadores. A partir de ahí, la caída ha sido constante hasta llegar a un mísero 5,7% en su última emisión. La audiencia huye, y lo hace rápido: la curva minuto a minuto muestra un patrón alarmante. La familia de la tele recoge la inercia del Telediario y pierde miles de espectadores en cuestión de minutos. Y lo cierto es que esta caída no ha pasado desapercibida para los colaboradores, que sienten en carne propia el vacío.


Isa Pantoja en ‘La familia de la tele’. (Foto: RTVE)
Por si fuera poco, a todo esto cabe sumar que RTVE ha invertido millones en un producto que no remonta. Y eso que la reacción ha sido errática: más protagonismo para perfiles como Alba Carrillo o Isa Pantoja, intentos de explotar las fricciones reales entre tertulianos, e incluso giros de guion que alimentan el drama interno. Pero el resultado es el mismo, al menos de momento: una televisión pública que parece improvisar en lugar de liderar.
‘La familia de la tele’: ¿Y ahora qué?
RTVE tiene un problema: ha creado un monstruo que nadie quiere matar en voz alta. Cancelarlo sería admitir el fracaso de un proyecto mimado y muy promocionado. Pero mantenerlo es ahondar en un cadáver televisivo que se emite con fondos públicos. Belén ya ha puesto el primer pie fuera. No se irá con escándalo, pero todo apunta a que se irá. Y detrás de ella, lo harán otros. Porque ya no hay carisma que salve un formato fallido. Así, lo que queda es preguntarse: ¿Querían una familia… o un funeral?