Investigación

Un juez impidió en 2014 que el imán de Ripoll fuera expulsado de España por tráfico de drogas

Un juez de Castellón impidió en 2014 que el imán de Ripoll y cerebro del atentado de Barcelona, Abdelbaki Es Satty, fuera expulsado de España tras haber cumplido una condena de cuatro años de cárcel por tráfico de hachís. La orden de expulsión partió de la Policía en cumplimiento del artículo 57 de la Ley de Extranjería, que avala la expulsión cuando se haya cometido un delito con pena de prisión superior a un año, pero fue revocada por decisión judicial.

Seguidamente, el imán marroquí de 42 años, que ha sido señalado por los Mossos d’Esquadra como el ideólogo de los atentados en Cataluña, solicitó de las autoridades gubernamentales de Inmigración protección internacional y asilo en España, que también le fue denegada a requerimiento de las Fuerzas de Seguridad. Sin embargo, una vez más, el Juzgado de Castellón le concedió la residencia permanente aplicando razones objetivas.

OKDIARIO ha intentado averiguar cuáles fueron esas causas objetivas que justificaban la permanencia del terrorista en España pero las gestiones han resultado infructuosas.

El imán Es Satty, de nacionalidad marroquí, nacido en Tetuán, uno de los focos más radicales de la corriente salafista que predica el yihadismo, había sido detenido en Algeciras en 2010, cuando viajaba en un ferri procedente de Ceuta y pretendía introducir en la península un cargamento de hachís. El magrebí fue condenado a cuatro años de cárcel que cumplió, no en su integridad, en la prisión castellonense del Albocàsser.

En 2015, tras su experiencia carcelaria, se afincó en Ripoll, un pueblo gerundense de 11.000 habitantes de los que 500 son de religión musulmana. Albdelbaki, que vivía en un pisito próximo al monasterio de Ripoll por el que pagaba un alquiler de 200 euros, se hizo con el control de la mezquita de la comunidad Annour, que llevaba poco tiempo en funcionamiento. Allí conoció a la mayoría de los miembros de la célula terrorista que perpetró el atentado en La Rambla de Barcelona.

Hace dos meses, según han declarado varios testigos a los Mossos, el imán desapareció de Ripoll alegando que regresaba a Marruecos. Pero su destino era otro muy distinto: el pueblo tarraconense de Alcanar donde la célula terrorista preparaba los atentados. En un chalé de esa población los yihadistas habían acumulado más de un centenar de bombonas de gas butano y una cantidad de explosivo de gran potencia, conocido como «la madre de Satán».

Días antes de los atentados de La Rambla de Barcelona y de Cambrils, una potente explosión en la vivienda de Alcanar acabó con la vida del imán de Ripoll y otros compañeros de célula, como confirmó ayer oficialmente la Consejería de Interior del Gobierno catalán. Los terroristas magrebíes llevaban viviendo de ‘okupas’ en una vivienda ubicada en una zona residencial sin que despertara la curiosidad de la policía municipal o autonómica.