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4 datos sobre la Capilla Sixtina que te gustará conocer

Capilla Sixtina
Capilla Sixtina

El 10 de mayo de 1508, el pintor Miguel Ángel comenzaba a desarrollar la pintura de los frescos de la Capilla Sixtina. Una Capilla Sixtina que ha pasado a la historia como uno de los lugares más emblemáticos del cristianismo, del Vaticano y del arte del Renacimiento.

Miguel Ángel plasmó con sus frescos gran parte del pensamiento católico convirtiendo a la Capilla Sixtina en uno de los lugares más importantes del catolicismo y del arte del Renacimiento del mundo.

A pesar de todo, los obstáculos y los problemas estuvieron a la orden del día para realizar un lugar mágico cargado de historia y legado cultural.

Los problemas de Miguel Ángel

Fue el papa Julio II el que encargó a Miguel Ángel realizar los frescos de la bóveda de la capilla. A pesar de que su relación era más bien tirante, el papa aprovechó la estancia en Florencia de Miguel Ángel para hacerle llegar el encargo: pintar la bóveda de la Capilla Sixtina.

A Miguel Ángel le había encantado la idea, aunque no paró de explicar a Julio II que él era escultor y no pintor. A pesar de todo, aceptó el encargo y se convirtió en leyenda del arte.

Como el templo de Salomón

Un lugar como este estuvo pensado hasta el más mínimo detalle, solo hay que contrastar las medidas de la Capilla Sixtina. Según la versión oficial, la capilla mide exactamente un ancho de 40,9 metros y 13,4 metros, exactamente los mismos que tenía el Templo de Salomón descrito en el Antiguo Testamento de la Biblia.

¿Quién la mandó a construir?

A pesar de que Julio II pasó a la historia como el artífice de contratar a Miguel Ángel para trabajar en la capilla, lo cierto es que la idea de realizar tan semejante lugar no fue de este papa.

Fue el papa Sixto IV el que decidió remodelarla en 1477, y la convirtió por primera vez en la Capilla Sixtina. Poco a poco se fueron añadiendo pinturas y frescos, al igual que ceremonias importantes. En 1483, se celebró la primera misa en la capilla y consagró a la Virgen María.

Miguel Ángel y su visión

Lo cierto es que Julio II pidió a Miguel Ángel que realizara la imagen de doce figuras, una por cada apóstol. Pero el artista consideró esto demasiado pobre para un lugar de estas características.

Miguel Ángel llegó a realizar más de 300 figuras convirtiendo el lugar en un continuo diálogo cargado de escenas recurrentes sobre el Antiguo Testamento.

 

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