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Oscars 2019

‘El vicio del poder’: ¿Maquillaje o las interpretaciones más brillantes del año?

Caracterización o talento en 'El vicio del poder'

‘El vicio del poder’ se ha confirmado como una de las películas del año durante la temporada de premios. Ya desde un comienzo, incluso antes de su estreno, se esperaba que estuviera entre los nombres más destacados del ejercicio, sobre todo teniendo a Christian Bale a la cabeza, pero con las nominaciones a los ‘Oscars 2019’ llegó la confirmación definitiva. Y es que el largometraje se hizo con un total de 8 nominaciones.

Entre ellas, encontramos las nominaciones de Christian Bale, Amy Adams y Sam Rockwell en las categorías de Mejor Actor y Actriz Protagonistas y Mejor Actor de Reparto. Tres candidaturas que reconocen el espectacular trabajo de estos tres intérpretes, que han sabido transformarse por completo en Dick Cheney, Lynne Cheney y George W. Bush, sin caer en ningún momento en la parodia y bordando aspectos tan complejos como puede ser la respiración.

Quien haya visto la película se habrá sorprendido con la transformación también física de estos actores en los políticos estadounidenses. Un Christian Bale mucho más orondo y anciano, una Amy Adams envejecida y con el rostro bastante más duro y un Sam Rockwell completamente convertido en George W. Bush, quizá el personaje más reconocido de la película. Es casi imposible ver a los actores debajo de la piel de los políticos. Pero entonces, ¿el mérito está en la caracterización en la interpretación?

Un debate que lleva abierto mucho tiempo y que reaparece cada vez que se da una situación como esta. Hace tan solo un año se estaba cuestionando el Oscar otorgado a Gary Oldman por su interpretación de Winston Churchill por exactamente lo mismo que ocurre en esta ocasión con los tres protagonistas de ‘El vicio del poder’ y con otros casos similares como el de Rami Malek en ‘Bohemian Rhapsody’. Y la respuesta está, como suele ocurrir muchas veces, en los pequeños detalles.

Es evidente que el parecido físico de Christian Bale, Amy Adams y Sam Rockwell con los políticos a los que interpretan hace mucho. Pero tan solo lo hace en el impacto inicial, luego son ellos los que interpretan a estas personas, los que se convierten en ellas mucho más allá del físico. Con gestos característicos, maneras de hablar personales (un claro ejemplo de ello lo tenemos en Dick Cheney y George W. Bush), en la forma de respirar… Pequeños aspectos que solemos pasar por alto y que son los que marcan la diferencia entre una interpretación buena y una sublime.

El equipo de caracterización de ‘El vicio del poder’ ha hecho un trabajo magnífico, eso es innegable, y con su trabajo han logrado que el espectador conecte con la trama y los personajes desde el primer segundo, puesto que ha reconocido a todos y cada uno de ellos. Pero a partir de ese momento, las riendas de la película las han llevado estos actores, que han firmado una de las mejores interpretaciones de sus carreras.

Ninguno de ellos ha llegado a pasarse de la interpretación a la imitación cómica, ni siquiera en el caso de Sam Rockwell, que ha tenido que defender situaciones en las que era mucho más fácil y natural tirar por ese camino. Los tres han sabido transformarse por dentro y por fuera en estas tres figuras de la política estadounidense y mundial, y sus interpretaciones deberían tomarse como ejemplo claro y argumento definitorio para cerrar de una vez por todas este debate sin sentido.