El show del PSOE acaba con ministros llorando con los militantes al grito de «¡Pedro quédate!»

• Benjamín Santamaría @benjaefe
• Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana
• • 27/04/2024 14:54
  • Actualizado: 27/04/2024 18:37

El ministro de Transportes, Óscar Puente; la ministra de Educación, Pilar Alegría; y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, han comenzado a llorar en su encuentro con militantes a las puertas de la sede del PSOE. Los barones y altos cargos socialistas han salido a la calle Ferraz tras el Comité Federal del partido para unirse a los manifestantes que se habían concentrado para pedirle al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que no dimita este lunes.

El Comité Federal del PSOE se ha caracterizado por el contraste de emociones entre los altos cargos socialistas. Los ponentes del encuentro han mostrado rostros serios y apenados durante sus intervenciones.

Sin embargo,  Santos Cerdán  ha salido al rescate y ha animado a todos los dirigentes de la formación a salir a la calle Ferraz y unirse a la marcha con los militantes. En ese momento, varios ministros no aguantaron la emoción y se soltaron alguna que otra lágrima.

La vicepresidenta primera del Ejecutivo y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, protagonizó uno de los momentos más reseñables de la jornada al comenzar a realizar gestos espasmódicos hacia la militancia con el objetivo de agradecer su presencia en el evento.

Así, los socialistas han convertido en festivo lo que era un acto reivindicativo que buscaba presionar a Sánchez para que no dimita. Los presentes en la madrileña calle Ferraz pudieron escuchar canciones tales como Perra, de Rigoberta Bandini; Quédate, de Quevedo y Bizarrap; o Pedro, de Rafaella Carrá.

Baile con militantes del PSOE

Este último tema fue bailado por la ministra de Transición Ecológica y candidata del PSOE a las elecciones europeas, Teresa Ribera, quien comenzó a moverse siguiendo el ritmo mientras se acercaba e interactuaba con la militancia.

Entre todo ese espectáculo y en un ambiente poseído por un cúmulo de emociones, las lágrimas de los dirigentes pasaron desapercibidas para el público y para buena parte de los periodistas que seguían el evento. Por tanto, no ha trascendido si la causa de esas lágrimas fue la sensación de respaldo provocada por los simpatizantes o por la preocupación y el desasosiego de la situación que está viviendo el PSOE.

En concreto, el partido se encuentra inmerso en la incertidumbre desde el pasado miércoles. Ese día, Pedro Sánchez sorprendió a todos los españoles pasadas las 07:00 horas de la tarde con una carta en la que amagaba con la dimisión. «Es un plebiscito, o conmigo, o contra mí», declaraba a este periódico una persona que trabajó durante años codo a codo con él.

La carta la escribió él mismo, de su puño y letra. Y antes de colgarla en sus redes sociales, en su cuenta personal, para que nadie le pudiera reprochar como a Isabel Díaz Ayuso el uso de las instituciones públicas, la leyeron tan sólo una o dos personas unos pocos minutos antes de su insólito anuncio.

Con su esposa Begoña Gómez, según fuentes cercanas a Pedro Sánchez, tomó la decisión de presentar la dimisión. Cuando le dijo a uno de sus colaboradores más cercanos que tiraba la toalla, éste le frenó y le pidió que se lo pensara hasta el lunes. El tiempo necesario para que el PSOE le pueda montar una campaña de apoyo por todo lo alto.