España
Entrevista

Rosa Díez: «Lobato no es problema, sólo el síntoma de la podredumbre del PSOE»

La histórica socialista reflexiona en OKDIARIO sobre la deriva del PSOE

Rosa Díez defiende que Sánchez odia "a quien le critica o quien le puede quitar el poder"

«Estamos en manos de un tipo en extremo peligroso. Lobato no es problema, Lobato es el síntoma de la podredumbre del PSOE. El síntoma de que ha dejado de ser un partido político hace mucho tiempo en una sociedad limitada de la que es propietario Pedro Sánchez», asegura Rosa Díez.

Hablamos con ella de Juan Lobato –el que hasta ayer fuera secretario general de los socialistas madrileños, que el martes aseguraba que no dimitiría pese al linchamiento al que estaba siendo sometido y que en sólo 30 horas dimitió—. Analiza los métodos de Pedro Sánchez para acabar con propios y extraños.

Rosa Díez, histórica socialista, pionera en rebelarse contra la manipulación. Si algo la caracteriza es decir lo que piensa sin autocensuras. Y con claridad ha dado siempre su opinión del actual Gobierno, de Pedro Sánchez y de la deriva del país. De hecho, el año pasado publicó el libro Caudillo Sánchez en el que decía que para entender a Pedro Sánchez no basta con hacer un análisis político, hay que hacer uno psicológico.

Habla claro, siempre lo hace. La hemos visto atreviéndose a confrontar a los que en lugar de palabras usaban armas, militó en el PSOE, estuvo en la cúpula y en ella confiesa que vio y oyó decisiones e instrucciones que provocaron su desencanto y posterior huida. También asegura que ha liquidado hace tiempo todos los órganos de control democrático sobre la propia Ejecutiva: «Empezó Zapatero y lo ha eliminado definitivamente Sánchez».

Dice que Sánchez odia «a quien le critica o quien le puede quitar el poder» y que «a todos ellos los ha convertido enemigos». Asevera que «el PSOE ya no es un partido» sino que «se ha convertido en una secta radicalizadísima en extremo en la que las voces no pueden respirar». «Es un rebaño, todos detrás del que toca la campana», asegura.

Confiesa que la disidencia interna es muy dura; que se le bajaban del ascensor: «Para que presidente dimita tendría que ocurrir lo que sucede en los países democráticos de nuestro entorno, que tienen presidentes democráticos que saben que se deben al país y que no son Dios. Sánchez, en cambio, se considera Dios».