España
CEUTA Y MELILLA

Marruecos exige a Sánchez el espacio aéreo del Sáhara para desbloquear las aduanas de Ceuta y Melilla

Marruecos trasmite al Gobierno de Sánchez que si quieren aduanas funcionales, les entrege el cielo del Sáhara

Todo estaba listo para que, después de casi tres años de negociaciones, las aduanas de Ceuta y Melilla comenzasen a funcionar. Sin embargo, en su primer día activas, Marruecos ha decidido boicotear la entrada de los únicos dos camiones diarios españoles -uno por ciudad autónoma- que ha pactado con el Gobierno de Pedro Sánchez. La decisión provocó extrañeza en el Ministerio de Exteriores y, tras gestiones diplomáticas, Moncloa ya sabe qué ocurre: Rabat considera que España no ha cumplido lo prometido en reuniones secretas respecto a la cesión del espacio aéreo del Sáhara, paso previo al control total del territorio por el régimen alauí.

«Marruecos no habla directamente, sino con actos concretos que luego hay que interpretar». Así explican fuentes diplomáticas, con años de experiencia en la negociación directa con Rabat, la dificultad que entraña poner en marcha un proyecto común entre ambos países. Algo que se está comprobando estos días en Ceuta y Melilla, donde el Gobierno de Sánchez anunció casi por sorpresa que las aduanas volverían a funcionar a primeros de este 2025. Eso sí, bajo las leoninas condiciones marcadas por Marruecos.

Pero como del dicho al hecho hay un trecho, y más en el proceder del otro lado de la frontera, Marruecos ha torpedeado la apertura de las aduanas que debería simbolizar un reconocimiento implícito de la españolidad de Ceuta y Melilla. Lo ha hecho frenando a los dos únicos camiones diarios que permite y aplicándoles un registro exhaustivo tanto de carga como de documentación, que en uno de los casos alcanzó las 11 horas de duración.

La extrañeza inicial en Exteriores ante esta reacción de Marruecos, cuando el tema aduanero parecía definitivamente desbloqueado tras tres años de negociación y muchos portazos, encontró rápidamente respuesta tras gestiones diplomáticas. Según ha sabido OKDIARIO, Rabat transmitió que el funcionamiento actual de las aduanas «es el que es» porque España «no ha cumplido aún sus promesas». En concreto, una, la cesión del espacio aéreo del Sáhara, una ambición de enorme importancia estratégica y económica para Marruecos y que Sánchez ya puso sobre la mesa en noviembre de 2022, tal y como desveló OKDIARIO.

Reuniones secretas

En los últimos años, como se informó en este periódico, los gobiernos de Marruecos y España han mantenido al menos dos reuniones secretas por este asunto, en las que fue Rabat quien marcó la pauta.

Marruecos, de hecho, ha dado grandes pasos en su propio plan para hacerse con el control aéreo del Sáhara. Está a punto de inaugurar la torre de control que la Oficina Nacional de Aeropuertos (ONDA) marroquí encargó construir a toda prisa en la localidad saharaui de Smara. Rabat adjudicó las obras con un plazo de ejecución de 8 meses. Esta primavera estará operativa y lista para ejercer de centro de control de esa parcela aérea de África que ahora depende de Canarias y de la empresa pública española Enaire.

En el otoño del pasado 2024, fuentes diplomáticas ya daban por cerrado el acuerdo que llevaría a la cesión. Pero esta aún no se ha producido. Marruecos, explican, la quiere de forma «inmediata». Y no por la puerta de atrás, sino con anuncio oficial. Sólo así, explican, las aduanas tendrían luz verde para operar sin registros interminables.

Mientras la posición marroquí exige una contrapartida a las aduanas, la parte española entiende que éstas son una contrapartida al reconocimiento del plan de Rabat para hacerse con la soberanía del Sáhara, certificado en aquella carta fechada en abril de 2022 que reveló Marruecos, y no el Gobierno español, en la que Sánchez rubricaba una cesión y un cambio de política exterior que se había mantenido inamovible desde la Marcha Verde de 1975.

Controlar el cielo del Sáhara

Los aviones que sobrevuelan el Sáhara, una de las rutas más recurrentes para las aerolíneas que cubren trayectos entre Europa y Sudamérica, están bajo control de las autoridades de tráfico aéreo españolas y mauritanas. Pero en ese control también se incluye a las aeronaves militares marroquíes que realizan operaciones en esa zona. Y esa, explican fuentes políticas a OKDIARIO, es una de las claves de la demanda marroquí.

España controla esa franja de terreno desde el centro de Canarias. Y cobra por cada vuelo que controla. Así lo estipula la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), la agencia de la ONU que se ocupa de estas cuestiones. Cada aeronave que transita por esta zona debe informar al Centro de Control de Tránsito Aéreo situado en el aeropuerto de Gando, donde también opera el Ejército del Aire español. También están obligadas las aeronaves militares y cazas de combate que Marruecos opera en esa zona. Vuelos muy frecuentes y que, como admiten controladores aéreos, no siempre son comunicados.

La norma habitual es que Rabat colabore y advierta a Canarias de su presencia sobre los cielos del Sáhara, por cuestiones de organización y seguridad del tráfico aéreo. Pero eso, dicen, depende de cómo soplen los aires en la relación diplomática entre ambos países. En mayo de 2021, tras el asalto masivo a la valla de Ceuta promovido por Marruecos, se constató la ruptura de relaciones bilaterales entre Madrid y Rabat. Todo como consecuencia de la entrada en España, en secreto, del líder polisario Brahim Ghali.

Otra cesión más

En ese momento, explican fuentes de control de tráfico de Canarias, los vuelos militares marroquíes dejaron de informar sobre su actividad en el Sáhara Occidental. La situación provocó quebraderos de cabeza a los profesionales españoles.

Ahora, Marruecos está dispuesto a solucionar este problema recurrente con su fórmula habitual: que España, Enaire en concreto, renuncie a ese control aéreo en favor de Marruecos y su agencia de control, ONDA. Este planteamiento, explican las fuentes políticas consultadas por OKDIARIO, es el que se encontrará sobre la mesa Pedro Sánchez cuando visite el próximo noviembre Marruecos.

De ceder el espacio aéreo, Marruecos se haría con el control no sólo del territorio terrestre del Sáhara, sino también con su cielo. Sólo le faltaría el más complicado: el litigio sobre las aguas territoriales y sus límites con Canarias. Una lucha estratégica por el control de los yacimientos de hidrocarburos que hay en esa zona de la costa africana. Controlar tierra y aire sería un argumento más para reforzar la posición marroquí sobre la propiedad de esas millas náuticas en disputa.