España

Sánchez-Merlo: «Desde la dictadura no he visto una injerencia tan intrusiva en el Poder Judicial»

El secretario general de la Presidencia del Gobierno con Leopoldo Calvo Sotelo, analiza el actual Estado de Derecho

Luis Sánchez-Merlo (Valladolid, 1947), secretario general de la Presidencia del Gobierno (1981-82) con Leopoldo Calvo Sotelo, publica Tiempos recios para el Estado de Derecho. Un espacio prologado por Manuel Marchena, magistrado de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, y Jaime Moreno, fiscal de la Sala del Tribunal Supremo, que analiza, entre otros aspectos, los últimos años en los que, según él, «se ha dado la espalda a una sociedad civil –la nuestra– que, amparada por las leyes, ha sido capaz de vivir 50 años de creciente democracia, inclusión, prosperidad económica y paz social».

En este libro se recogen 67 artículos donde subraya, precisamente, la lucha de la sociedad por mantener esa paz social alcanzada durante la transición y más allá: «Si hay algo que en España no se puede permitir es la quiebra de la paz social, patrimonio indisoluble de cualquier Estado democrático». 

Y cita también cómo debería ser el compromiso de los líderes políticos actuales con su posición política e institucional. Es decir, saber renunciar y dimitir, si los acontecimientos así lo requieren. Pone de ejemplo Sánchez-Merlo a Adolfo Suárez y su renuncia a la Presidencia del Gobierno y de su partido: la UCD. «Me voy sin que nadie me lo haya pedido, desoyendo la petición y las presiones con las que se me ha instado a permanecer en mi puesto, con el convencimiento de que este comportamiento, por poco comprensible que pueda parecer a primera vista, es el que creo que mi patria me exige en este momento», decía Suárez.

Termina sobre este capítulo de no dimisiones por parte de Pedro Sánchez, a pesar de los malos resultados electorales de los últimos años, reflexionando sobre la práctica de la política y la manera de actuar del presidente. «El paso por la política es una travesía temporal, que no depende de ansias ni de cansancios. Esto lleva a uno a preguntarse en qué medida la adopción de decisiones tan cardinales contemplan el interés de España, más allá del interés personal de quien las toma», concluye.

Injerencia intrusiva en el Poder Judicial

Cree Sánchez-Merlo, y así lo expone en estas páginas, que desde la dictadura, «no se había vivido en España una injerencia tan intrusiva en el Poder Judicial, en la separación de poderes, garantía de democracia y libertad». Defiende Sánchez – Merlo que «el Estado de Derecho se resiente allí donde la justicia está sometida a una tensión constante con la política». 

No obstante, esperanzado, el autor argumenta que en el Estado de Derecho siempre «impera y logra prevalecer la búsqueda de la justicia y la armonía en la convivencia social», ya que, destaca, de poco van a servir la propagación de «las amenazas y el miedo» porque se van a encontrar con la «respuesta contundente de una sociedad valiente que no ha perdido sus valores». 

Defender la democracia: una batalla permanente

Marchena, en su espacio, y entroncando con las líneas de Sánchez-Merlo, explica que la defensa del Estado de Derecho es cosa de todos como sociedad, no es sólo el compromiso de las instituciones, sino algo colectivo. «Buena parte de la sociedad vive en la creencia de que la defensa del Estado de Derecho sólo incumbe a las instituciones o a los políticos que en cada momento asumen su liderazgo y su representación. No debería ser así. La sociedad civil está llamada a desempeñar un papel relevante a la hora de denunciar los abusos», detalla el magistrado del Alto Tribunal.

«La lucha por la vigencia del Estado de Derecho es una batalla permanente. El insistente recordatorio de la necesidad de no rendirse ante el desafío de quienes quieren debilitar sus bases estructurales nunca pierden actualidad», detalla Marchena.

Lo que tensiona a la sociedad

Esta obra desvela las causas y las consecuencias que tensionan nuestra sociedad: «el oportunismo político, la deslealtad constitucional, la confrontación, la imposibilidad de llegar a acuerdos, la pérdida de libertades, la alarmante politización jurídica, la sumisión institucional, la complacencia con exigencias soberanistas, la degradación democrática, el equilibrado papel del jefe del Estado», apunta.

Sobre la ausencia de Felipe VI en la entrega de despachos a los nuevos jueces en Barcelona en 2020, ya que el Gobierno no lo autorizó, Sánchez-Merlo explica que «no es admisible que el Ejecutivo ponga pegas al jefe del Estado para acudir a un territorio de interés político. Andando un metro más allá, el Rey no debería pedir permiso para ir donde le inviten. Tampoco es aceptable asumir, sin más, la imposición. La falta de explicaciones lleva a pensar que lo ocurrido se parece a un extraño confinamiento, sin que medie la anuencia del confinado».

Sánchez – Merlo en sus artículos, aquí recogidos, alerta al poder político que es importante no caer en aquello que conduce al abismo: «La independencia del Poder Judicial se convierte en la garantía del Estado de Derecho y como tal, es un pilar de la democracia» y denuncia, en esta misma línea, que «la crisis en la que estamos inmersos es el mayor reto al que se ha enfrentado la democracia española». 

«El poder de un Gobierno es limitado»

Y señala también el autor algo muy interesante y es el riesgo de prometer llevar a cabo acciones que no son posibles desde la actividad política. En este sentido, comenta Sánchez – Merlo que el enemigo de la verdad es la «vanidad», ya que ésta lleva al hombre a «creer que puede controlar la biosfera económica y sociopolítica, sin admitir que el poder  de un Gobierno es limitado. Sólo puede hacer leyes, declarar guerras y hacer presupuestos con los impuestos de la gente». 

En estas páginas se retrata la España actual y toda su problemática, siempre instantáneas, pegadas a la actualidad al ser artículos publicados en medios, que analiza elementos como el procés y su desastroso impacto en la convivencia en Cataluña y en España, en general. «Leer este libro nos orienta y enseña a pensar», sentencia Moreno.

Sánchez-Merlo, además, es abogado y economista por la Universidad de Deusto, máster en Economía por la universidad de Lovaina y en Derecho por el Colegio de Europa (Brujas). Ha ostentado diferentes cargos públicos, entre ellos, director general en el Ministerio de Relaciones con la Comunidad Europea y vicepresidencia de Asuntos Económicos, y es autor de otros cuatro libros: Optimismo rebelde, Satisfacción inmediata, Desconsuelo y estado de alarma. 

Moreno tilda al autor, por su parte, de ser un «hombre de la transición, de gran formación, valores y talante, inquieto y sin ataduras ideológicas, independiente y pensador por libre».