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El hijo del maestro Chen, apuñalado por la banda de argelinos: «Vienen a robar y drogarse»

«No fue una pelea más, mi padre intervino para defender de un robo a una pareja de turistas y casi lo matan». Así recuerda Ryan, el hijo del maestro Chen Moraes, el momento en que estuvo a punto de perder a su padre, una leyenda del jiu-jitsu brasileño, por enfrentarse a la peligrosa banda del patinete, un grupo de menores argelinos que aterroriza el barrio de Gracia en Barcelona. «Vienen a robar y drogarse», afirma con resignación. Chen Moraes salvó su vida gracias a un joven que le hizo un torniquete en la pierna que evitó que se desangrase.

«Mi padre está mejor ahora. Ya se encuentra fuera de peligro. Ha pasado por algunas intervenciones en quirófano, pero ya está bien. Es un guerrero y va a salir de ésta sin ningún problema, pero seguramente le quedarán secuelas», afirma en conversación con OKDIARIO.

Con voz suave y tranquila, Ryan rememora el calvario que tuvo que pasar su padre tras el brutal ataque de los argelinos que casi le cuesta la pierna: «No sólo la pierna, la vida, también. El chico que le hizo el torniquete le ha salvado la vida y eso hizo que no haya muerto. Luego, claro, los médicos estuvieron pendientes de su pierna. Ha tenido que pasar por varias operaciones porque el corte de la katana le traspasó la pierna. Ha tenido muchos coágulos y tuvieron literalmente que abrirle la pierna para limpiarla».

Ryan, ex miembro de la famosa tropa de élite Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE) de Brasil, vino con su padre a radicarse en España buscando tranquilidad y sosiego, lejos de las violentas calles de Brasil. Para ello pusieron un gimnasio, Anaconda, donde se practica jiu-jitsu brasileño. Vueltas del destino, la pesadilla de la delincuencia les ha perseguido hasta Barcelona, ciudad sin ley, okupada por inmigrantes ilegales que imponen el miedo en las calles.

Ryan, el hijo del maestro Chen agredido por argelinos.

«A mí me molesta mucho que yo he salido de Brasil después de una dura vida militar, justamente para tener un poco más de seguridad, un poco más de tranquilidad paseando por la calle. Yo quise dejar todo este tema y es una lástima que mi sueño de venir aquí para tener paz no se ha cumplido y que cosas así como lo de mi padre tengan que pasar para que la gente se dé cuenta de que Barcelona es una ciudad completamente insegura», dice.

«Mi padre es un héroe, seguro. Pero lo que más me molesta de los medios de comunicación es que lo han vendido como si fuera una pelea. Una pelea más cualquiera en Barcelona. Y no es así. Mi padre ha intervenido en un robo y casi ha muerto por ayudar a los demás». Ryan sabe como todo el mundo que el tacharla de simple pelea sirvió a los medios para ocultarla.

«Yo quiero que ellos sepan que tengo sus matrículas. Sé dónde viven, tengo sus fichas y ahora mismo voy a encontrarlos sea como sea. Y yo quiero que ellos no tengan una noche de sueño hasta que acaben en la cárcel. Yo soy inmigrante, igual que ellos. Sí. Pero esa es la diferencia entre los inmigrantes de bien y los que vienen aquí a hacer este tipo de cosas. Esas personas ya saben por lo que vienen: vienen a robar, a atracar, a drogarse. Se drogan para luego atracar y matar», concluye Ryan describiendo un día cualquiera en la insegura Barcelona.