De Guindos: «El crecimiento de España en el segundo semestre será muy intenso»
De Guindos: «Sería deseable y necesario que se produjeran fusiones bancarias transfronterizas»
De Guindos pide que el gasto público se centre en la pandemia y avisa de «cicatrices» en la economía
Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), llega a la sede de OKDIARIO el pasado viernes por la tarde directamente desde Fráncfort. Es la primera entrevista que concede a un periódico digital, y la más extensa que se ha visto hasta la fecha en un medio audiovisual. De Guindos (Madrid, 1960), ha cumplido tres años en la proa de esta institución internacional clave para el destino de la Unión Europea. El último año ha sacudido las economías mundiales. Entre ellas, la española, aunque el responsable del BCE anticipa que la recuperación será intensa en el segundo semestre.
De Guindos antes tuvo responsabilidades muy importantes en los Gobiernos de Aznar y de Rajoy, y en este último, como ministro de Economía y de Competitividad, su intervención fue crucial para el saneamiento del sistema financiero español. Es un enamorado de Madrid, del Atlético de Madrid y de los callos… madrileños.
Visita OKDIARIO cuando ya se sabe que la economía española ha caído un 10,8% en 2020, lo que supone el mayor desplome desde la Guerra Civil. Pero De Guindos anticipa en la entrevista con OKDIARIO que la recuperación, sobre todo en nuestro país, y en la Eurozona será «muy, muy intensa» en el segundo semestre del año si la campaña de vacunación avanza tal y como está prevista.
«España, si la vacunación se desarrolla como se ha diseñado y como todos deseamos, puede experimentar un impulso muy notable. Podría llegar a un crecimiento de dos dígitos, pero no me atrevo a hablar de cifras concretas», apunta. El BCE pronostica un crecimiento medio del PIB en la Eurozona del 4% en 2021, aunque los primeros tres meses del año están arrojando cifras negativas. «Nuestra proyección en este momento es que el primer trimestre está siendo de ligera recesión. El segundo trimestre va a ser complejo, digamos que puede ser de transición», explica el responsable del BCE, y ya a partir de junio “vamos a ver cifras mucho más robustas”.
De cara al próximo ejercicio, sin embargo, De Guindos cree que será un año en el que predominará la estabilización y que, en todo caso, no será tampoco hasta el segundo semestre de 2021 cuando se recuperen los niveles de renta previos a la pandemia.
Programa de compra de deuda
En medio del fuerte castigo económico que ha provocado la pandemia, De Guindos insiste, en cuanto se le da la oportunidad, en destacar la importancia del programa de compra de deuda masiva impulsado por el BCE para garantizar que el crédito bancario fluya en la Eurozona. Está convencido de que gracias a las actuaciones del Banco Central se ha evitado una nueva crisis de deuda como la que estalló en 2011.
«Con una crisis sanitaria de un calibre descomunal y un impacto económico también profundísimo hemos impedido que se reprodujera una debacle de la deuda que habría sido letal para la sostenibilidad de los países», asegura.
El Programa de Compra de Activos del BCE contra la pandemia está dotado con 1,85 billones, y se extenderá hasta finales de marzo de 2022, aunque De Guindos no descarta que se amplíe más allá de esa fecha. Dependerá fundamentalmente de la evolución del virus y del proceso de vacunación. «Es un plan flexible. Las compras se van realizando y ejecutando en función de cómo evoluciona la situación económica y de cómo la vamos percibiendo. Evidentemente, si hay una mejora notable de la actividad y de algún modo se va produciendo una normalización, pues el programa se irá ajustando a lo que es la coyuntura del momento. Si ocurre lo contrario, disponemos de un componente de flexibilidad que nos permitiría modificar los parámetros establecidos», asegura.
Reacio a condonar deuda
Sobre la negativa del BCE a condonar deuda a los países miembros, el vicepresidente del organismo insiste en que no es posible, y lo justifica así: «El asunto de la cancelación de la deuda sería, desde el punto de vista jurídico, imposible, de acuerdo con los tratados. Por otro lado, no aportaría absolutamente nada a los Gobiernos, porque inmediatamente la pérdida que generaría en los balances de los bancos centrales tendría que ser cubierta con ingresos que actualmente se dedican a dividendos», explica. A ello hay que añadirle el factor reputacional. «Sería, sin duda, una situación muy negativa, que nos perjudicaría muchísimo en el futuro y que nos restaría por completo la credibilidad que conservamos y que constituye nuestra garantía de por vida», concluye De Guindos.
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