Osasuna logró ante el Real Madrid frenar la ofensiva madridista, que apenas generó en ataque bajo la nieve de El Sadar. Los rojillos frenaron el plan de Zidane, que tuvo que recurrir al banquillo para tratar de sacar adelante el partido sin éxito. Una situación que no es nueva. El técnico ha dado con la tecla en su once, sin embargo no encuentra la fórmula para cambiarlos cuando se le ponen cuesta arriba. El francés volvió a fallar con los cambios, dejando en la grada a futbolistas que, a priori, tienen mejores condiciones para lograr desatascar un encuentro.
Zidane volvió a insistir en el once que le ha permitido volver a agarrarse a la pelea por los títulos. La ausencia de Carvajal le obligaba a introducir un cambio y no pudo ser más ofensivo. Hazard volvía a la titularidad, mientras que Asensio cambiaba de lado en el ataque, retrasando a Lucas en el lateral. Pero Osasuna se supo cerrar bien, logrando contrarrestar el juego de los madridistas.
Los de Jagoba Arrasate se encerraron en su campo y consiguieron desactivar el plan inicial de Zidane, que tuvieron que recurrir a los centros laterales ante la imposibilidad de encontrar hueco por el interior. Funcionó la idea de los pamploneses, que además consiguieron dominar el juego aéreo, impidiendo los remates a los balones al área desde los costados. El buen trabajo defensivo de Osasuna desactivo el juego de los blancos. Fruto de ello, fue la falta de remates a puerta de los de Zidane durante el primer tiempo y obligando al técnico a tener que introducir cambios antes de lo que suele hacerlo.
Recurrió a Valverde, Mariano e Isco
El partido se complicaba y, además, en el inicio de la segunda parte, los madridistas no tenían el balón. Para recuperar de nuevo el control del juego, el entrenador metía en el minuto 65 a Fede Valverde por Asensio. Renunciaba así a la calidad del balear para ganar peso en el centro del campo, que le permitiese además meter más en el área a Osasuna.
El plan empezaba a surtir efecto, pero el juego de los blancos comenzaba a basarse en los balones al área desde la banda. Por ello, se decidió a meter un rematador nato como Mariano. El entrenador prescindía entonces de Hazard en el ataque, para meter al delantero, con el que apenas ha contado esta temporada.
A la par que metía al ariete, ingresaba al césped también Isco. El malagueño volvía a disfrutar de tiempo para tratar de cambiar el partido, al entrar en sustitución de Modric, de nuevo sin éxito. La sustitución no terminó de entenderse, pues parecía claro que el técnico buscaba un recurso claro con la entrada de Mariano, pero no lo reforzaba con un jugador de banda capaz de meter balones al área. Además, la marcha del croata la acusaron en exceso los madridistas, que perdían al director de su juego.
No agotó los cambios
Si hay algo donde ha fallado en varias ocasiones el técnico del Real Madrid en varias ocasiones es en sus elecciones a la hora de hacer los cambios. Zidane suele hacerlos tarde y mal, al apurar demasiado a la hora de introducirlos, no elegir a los jugadores más idóneos y no llegar siquiera a agotarlos. Una situación que volvió a repetirse contra Osasuna. Ante los rojillos, el francés pareció quedarse helado y no introdujo más sustituciones después del doble cambio de Mariano e Isco en el minuto 75. Como viene siendo habitual, no agotó los cinco cambios, haciendo sólo tres.
En el banquillo se quedaron dos de los jugadores en los que más esperanzas hay depositadas en el Bernabéu: Ödegaard y Vinicius. En los últimos encuentros, ninguno de los dos ha contado con la suficiente confianza de Zidane, algo que se evidenció de gran manera en El Sadar, donde dos jugadores que se encuentran en la rampa de salida del club entraron antes que ellos dos.
Si hay algo que tienen ambos son condiciones distintas a las del resto, que les permiten hacer cambiar un encuentro. La visión de juego de de Ödegaard y su capacidad para ver el más mínimo espacio y la habilidad de Vinicius en el uno contra uno a la hora de desbordar al rival, podrían haber sido esenciales y cambiar el encuentro en favor de los madridistas. Sin embargo, volvieron a quedarse sin minutos.
No encuentra la fórmula
Una vez más, Zidane no acertó con los cambios, algo que comienza a ser habitual. De hecho, este curso, cada vez que un partido ante un rival de menor entidad se ha complicado, el técnico ha optado por introducir cambios sin éxito alguno, en su mayoría. Prueba de ello son las derrotas ante Cádiz, Shakhtar o Alavés y los últimos empates ante el Elche y el equipo pamplonés.
El entrenador madridista ha encontrado ya su equipo tipo, que ha demostrado que, en condiciones normales, es capaz de ganar a cualquiera. Sin embargo, a Zizou le sigue quedando una tarea pendiente, que no es otra que la de lograr que no se le atraganten los cambios una vez se le compliquen los partidos.