Xabi Alonso llegará a la Supercopa de España salvo batacazo contra el Sevilla. El Real Madrid ha tomado esta decisión a pesar de la mala imagen mostrada frente al Alavés y contra el Talavera, equipo de Primera Federación, en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. La entidad madridista le mantendrá en el cargo, aunque la preocupación es importante por la dinámica y las sensaciones, hasta el torneo que se disputará en Arabia Saudí el próximo mes de enero. La falta de un sustituto claro da oxígeno al donostiarra.
Xabi Alonso sólo será despedido tras el partido contra el Sevilla del próximo sábado si el Real Madrid cae derrotado. Incluso un empate podría provocar la formación de un gabinete de crisis que acabara en destitución, pero si los blancos vencen a los andaluces, independientemente de la imagen ofrecida, el plan en estos momentos es que el donostiarra sea el entrenador ante el Betis el próximo 4 de enero en el estadio Santiago Bernabéu.
Si, como esperan en Valdebebas, esto sucede, dará igual lo que ocurra contra el Betis: Xabi llegará a la Supercopa de España. No habrá tiempo para tomar decisiones tras el encuentro ante los verdiblancos y tendrá que ser el técnico vasco quien asuma esta competición, en la que claramente se jugará su futuro.
A Xabi solo le salvará ganar la Supercopa de España o perder la final contra el Barcelona ofreciendo una gran imagen. Todo lo que no sea eso acabará con el despido del actual entrenador madridista. Por lo tanto, Xabi está obligado a ganar al Atlético de Madrid en las semifinales del jueves 8 de enero, ya que, de lo contrario, el día 9 sería destituido si el Real Madrid mantiene su hoja de ruta. Si vence al conjunto de Simeone, deberá dar la cara contra un Barcelona que, en estos momentos, llega en mejor dinámica que los blancos.
Xabi se siente con fuerzas
Por otro lado, Xabi Alonso se siente con fuerzas para sacar adelante esta complicada situación. Así se lo transmite el entrenador al club blanco. Está convencido de que, antes o después, llegará un punto de inflexión en el que su idea, su proyecto y su trabajo empiecen a lucir. El problema es que el tiempo se acaba y vive en un estado de emergencia constante. Trabajar así es tremendamente complicado para cualquier entrenador. El donostiarra sabe que, ante el más mínimo pinchazo, no tendrá margen de maniobra porque el club le sentenciará.