Vinicius cambia de hábitat. El brasileño se enfrenta en Rabat, donde los blancos disputan la semifinal del Mundial de Clubes contra el Al Ahly, a otro escenario muy diferente al que tiene que vivir en su día a día en el fútbol español. Aquí no hay espacio para provocaciones, aquí sólo le intentarán frenar con fútbol. Tras vivir una mañana tremendamente complicada en Mallorca, donde Maffeo y Raíllo le intentaron frenar con artes poco deportivas, en el estadio Moulay Abdellah se enfrentará a otra realidad.
Como sucede cuando juega con el Real Madrid en la Champions o cuando defiende los colores de Brasil, tal y como pasó durante el Mundial de Qatar, donde no se tuvo que enfrentar a ningún tipo de polémica, en el Mundial de Clubes el atacante podrá disfrutar del fútbol sin tener que pelear con otras malas artes que sí se encuentra en el fútbol nacional.
La persecución a Vinicius se ha convertido en el deporte preferido de muchos de los rivales del fútbol español. El Mallorca, como demostró el pasado fin de semana, es el que eleva estas malas artes contra el jugador del Real Madrid a la máxima expresión, pero no son los únicos. Otros equipos como el Cádiz, con Fali e Iván Alejo, o Dani García, con el Athletic, también le han hecho vivir tardes complicadas al carioca.
No obstante, desde el Real Madrid, lejos de mirar a los jugadores que le buscan en cada enfrentamiento, que utilizan sus armas, ponen el foco en los que permiten que las utilicen con total impunidad. El último ejemplo de esto fue un Alejandro Hernández Hernández al que conocen bien por Valdebebas y con el que no han vivido las mejores experiencias, pero han sido más los colegiados que lejos de proteger al agredido le han dejado desamparado e, incluso, en algunos casos, castigado.