El Real Madrid fue rayo y trueno pero no chaparrón. Los de Ancelotti, con ese gusto por el vértigo y la velocidad heredado desde los tiempos de Mourinho, desarbolaron a un Rayo entre valiente y suicida en la primera parte. Asensio y Vinicius disfrutaron con espacios para campar a sus anchas. Kroos y Benzema golearon, pero en la segunda parte el Madrid perdonó al Rayo, que acortó distancias con el gol postrero de Falcao y provocó que los blancos acabaran pidiendo la hora.
Después del aviso del Bernabéu en la Champions, que pitó al Real Madrid como si fuera Pedro Sánchez el día de la Fiesta Nacional, Ancelotti y sus muchachos necesitaban un partido para coser heridas (aún superficiales) con una grada que se ha comido sendos truños en la competición europea –ante el Sheriff y el Shakhtar– por no hablar de otros tantos partidos sin goles frente al Villarreal y Osasuna. Y lo ha hecho con paciencia, resignación y casi sin rechistar.
Así que Carletto le metió un poco de oxígeno al once con Camavinga en lugar de Modric y le arrebató al Bernabéu un motivo para pitar si se terciaba con la ausencia de Hazard, otrora crack y ahora bulto sospechoso, que volvía a ocupar sitio en el banquillo. Es evidente que a Ancelotti o a alguien de más arriba le interesa que el belga entienda que su mejor salida es la salida del Real Madrid. Y cuanto antes, mejor.
El sitio vacante al lado de Vinicius y Benzema era para Marco Asensio, ese jugador capaz de desaparecer más rápido que David Copperfield. Sin novedad en el resto de la alineación del Real Madrid que recibía a un Rayo Vallecano convertido en equipo revelación de la Liga, que ya mojó la oreja al Barça, aunque eso a estas alturas está al alcance de cualquiera.
El Rayo Vallecano dio el primer susto a los 30 segundos merced a una contra que aceleró Álvaro y finalizó con un disparo cruzado que se marchó a la izquierda de Courtois. El equipo de Iraola sorprendió al Madrid con una presión altísima y con el descaro inconsciente de un niño de diez años.
Vértigo en el Bernabéu
Respondió el Madrid con un gol de sopetón en su primera llegada al área rayista. Lo marcó Vinicius a pase de Benzema, pero el francés tenía un muslo y una pechuga en fuera de juego, así que el colegiado lo anuló con buen ojo y el VAR lo ratificó.
La acción espabiló al equipo de Ancelotti, que aceptó jugar al intercambio de golpes. El siguiente lo pegó Benzema tras una contra de Asensio, pero su disparo dentro del área se marchó al cielo del Bernabéu. Era el minuto 10. Siguió el vértigo y el Real Madrid volvió a marcar. Fue una diagonal que condujo Vinicius tras robarle la cartera a Balliu, se la puso a Asensio, que percutió por la derecha, levantó la cabeza, vio la llegada de Kroos, que la puso con el interior de ese putt que tiene por pie derecho. El asistente de González Fuertes lo anuló, pero el VAR le corrigió y el 1-0 subió al videomarcador del Bernabéu.
El Rayo reaccionó con personalidad y se fue a por el Real Madrid en busca del empate. En su afán por buscar las tablas descuidaba su parte del tablero y se exponía a un 2-0 de jaque mate. Marco Asensio, Vinicius y Benzema celebraban disponer de espacios para campar a sus anchas. Y así pudo marcar Karim en el 35 tras una genial asistencia de Carvajal. Se quedó con las ganas porque su sutil vaselina se marchó arriba por poco.
El Real Madrid se había convertido en un equipo de derechas, aupado en la conexión Carvajal-Asensio. Sin embargo, el 2-0 llegó por la izquierda en el 38. Lo marcó, quién si no, Benzema después de un pase maravilloso de Alaba que se había asomado a la banda izquierda y que se comieron Catena y Dimitrievski.
Encarrilado al descanso
El tanto pasaportó al Rayo justo antes del descanso. Volvimos del intermedio con los de Iraola aún más resueltos a buscar un tanto que sembrada dudas en el Real Madrid, que sostenía el cero en su portería con solvencia y oficio. Mención especial para un Militao que no había cometido ninguna tropelía.
Al Rayo le pudo sentenciar Vinicius, que se disfrazó de Neymar, Maradona y Messi en la misma jugada y sentó a media barriada de Vallecas para meterse en el área, superar a Dimitrievski y, cuando ya se veía su golazo, ver cómo un defensor rayista sacaba bajo palos. Dos minutos después pudo marcar Asensio, pero el meta del Rayo sacó una mano magnífica en el cara a cara con el delantero blanco.
Se veía venir el 3-0 porque a la espalda de la defensa del Rayo estaba el Mar de Alborán. Iraola movió su banquillo intentando arreglar el desaguisado a la hora de partido, aunque quizá era demasiado tarde. Benzema perdonó el tercero después de una jugada con un par de taconazos de Vinicius y Mendy. Los blancos estaban perdonando una goleada de escándalo.
Y mientras Ancelotti se pensaba si hacía cambios (estábamos en el 67) Iraola metía al campo al viejo Falcao, un goleador de los de antes. El Madrid seguía a lo suyo: generar ocasiones y desperdiciarlas. Asensio tuvo otra en el 71 pero también fue agua.
El Madrid perdona y se enreda
La respuesta la dio el Rayo en las botas de Bebé, que condujo la contra y la finalizó con un disparo raso que se estrelló contra el palo izquierdo de Courtois. Fue un aviso para un Real Madrid que comenzaba a dormirse. Y del aviso llegó el susto. Falcao cabeceó a la red un centro de Álvaro en el 76 y metió el miedo en el cuerpo a los de Ancelotti, que seguía sin hacer cambios.
Los hizo en el 82: Hazard y Lucas por Asensio y Benzema. Para esto ha quedado el belga, pero jugar ocho minutos por partido. Y de falso nueve. El Madrid, que había sido rayo en la primera parte y trueno en la segunda, no había devenido en chaparrón de goles, así que le tocó sufrir en los minutos postreros del duelo. Kroos y Courtois sacaron bajo palos sendas ocasiones del Rayo. El sufrimiento y el fantasma de otra pifia volvió a sobrevolar por el Bernabéu pero el Madrid acabó sacando tres puntos ante el Rayo en un partido en el que pudo golear y acabó pidiendo la hora.