El Real Madrid ha puesto punto final al caso Bale. El trago que el galés y la plantilla blanca tenían que enfrentar con la vuelta del futbolista al estadio Santiago Bernabéu llegó ante el Getafe. Cuando restaba un cuarto de hora para la conclusión del encuentro, Ancelotti decidió que era el momento de dar entrada a un jugador que llevaba dos años, un mes y 12 días sin jugar de blanco en Chamartín. La gran ovación que se llevó Benzema, futbolista sustituido, se tornó en una sonora pitada cuando el de Cardiff pisó el césped. Unos silbidos que continuaron cada vez que tocó la pelota.
El momento no fue sencillo para nadie, aunque Bale, que quién sabe lo que le pasa por la cabeza a estas alturas de la película, no dudó en esbozar una sonrisa mientras el Bernabéu le abroncaba. Tras el encuentro, tanto Marcelo, primer capitán madridista, como Carlo Ancelotti atendieron a los medios para lanzar el mismo mensaje: “Es el momento de estar unidos”.
«Es difícil, le ha pasado a mucha gente, pero todos somos importantes, creo que al final de la temporada nos jugamos mucho y tenemos que estar unidos y ayudar a los compañeros. La afición tiene que ayudarnos, pero esto es así y hay que intentar estar tranquilos. Es un poco triste, pero tenemos que sudar la camiseta, hay que seguir», aseguró Marcelo. Ancelotti mantuvo el mismo discurso: «Bale está bien y tiene ganas de jugar y ayudar al equipo. La unidad entre la afición y los jugadores es muy importante en estos momentos».
Todos en el club sabían que este momento tenía que llegar antes o después. Bale no lo ha puesto sencillo, pero no deja de ser uno de los jugadores más importantes en la historia reciente del Real Madrid. Tras haber reaparecido ante su afición y llevarse una bronca dura y esperada, el siguiente paso es regresar a la normalidad para que el galés ayude al equipo y se pueda despedir de la mejor manera posible.
